Atención

..::¨::.. **¡¡¡COMENTA!!!** ..::¨::..

~~~¡Tus palabras y tu opinión también hacen parte del blog!~~~

*..*Las imágenes que uso las he tomado de Deviantart. Muchísimas gracias a los respectivos artistas.*..*

"Como todos los soñadores, confundí el desencanto con la verdad".
~Jean Paul Sartre.

martes, 29 de diciembre de 2009

¿De qué sirve?


¿De qué sirve esconderse en el bosque si te da igual que te encuentren?
¿De qué sirve mirarse al espejo si sólo se reflejan los mismos ojos llorosos?
¿De qué sirve acompañar a alguien que sólo quiere estar solo?
¿De qué sirve jugar a ser fuerte cuando estás destrozado por dentro?
¿De qué sirve mentir a los otros cuando no puedes engañarte a ti mismo?
¿De qué sirve volar en lo alto si no hay sueños que recorrer?
¿De qué sirve tratar de morir cuando ni siquiera sabemos vivir?
¿De qué sirve apegarse a una esperanza cuando ya se ha vuelto arenosa, insípida, inexistente?
¿De qué sirve soñar un futuro que no se comparte?
¿De qué sirve buscar unos labios que rehuyen los propios?
¿De qué sirve tratar de acercarse a quien quiere alejarse?
¿De qué sirve rogarle a una estatua de mármol que vuelva a la vida?
¿De qué sirve perseguir a un suicida para que escape a la muerte?
¿De qué sirve cuidar de un enfermo que quiere morir?
¿De qué sirve abrazar a un completo misógino?
¿De qué sirve taparse los oídos si la voz está en tu cabeza?
¿De qué sirve haberse lanzado en soledad al vacío y llegado a la nada?
¿De qué sirve haberse arrepentido después de tanto haber sufrido?
¿De qué sirve caminar junto a alguien que no se refleja, que sus pasos no dejan huella, que su sombra se mezcla con su ser y que su corazón palpita a destiempo?

¿...De qué sirve...?
¿De qué sirve jugar a que sirve cuando, finalmente, la ausencia te mina, te mata y te desbarata?
¿De qué sirve jugar a que sirve cuando, al final, será más anhelo y dolor?
¿De qué sirve jugar a que sirve cuando, en última instancia, sé -porque estoy segura- que sólo lamentaré tantos recuerdos que no se crearon y tantos momentos que no se expresaron?

domingo, 27 de diciembre de 2009

Still Doll

Me enamoré de esta canción en cuanto la escuché... Es en japonés, lo sé... Pero adoro como suena.
Su nombre es "Still Doll" y es de Kanon Wakeshima.


Carta de La Muerte


El tiempo es realmente descarado, y no se me enreda la lengua para decirlo. Lo afirmo, y siendo quien soy, no tengo miedo a consecuencias.

He visto a través de infinitos ojos como se marchita la vida, como se han secado los sueños, como la esperanza se ha vuelto arenosa y como hasta el miedo ha terminado por partir, derrotado.
No digan tonterías, no los miro burlona, ni con sorna, ni siquiera con pesar o alegría. Los observo con la más profunda de las resignaciones, porque incluso el fin de la vida tiene que cargar con una cruz. Y esa resignación pura y total es lo único que puedo permitirme albergar en mi existencia.

Tampoco crean que puedo colgarme de mi poder y que es así como me doy fuerzas, no. Para su valiosa sed de conocimiento, yo no escojo. Sobre mí hay algo mucho más grande... Pero varias veces me ha visto la cara, ¡vaya que me la ha visto! No sé que guarda en sus pensamientos, pero me niego a hacer lo que se me obliga si no estoy de acuerdo.
Les desmiento algo más: no disfruto llevándome almas en mis brazos ni colgadas de mis alas, especialmente en las épocas de exceso de trabajo.
Hay también otra cosa, yo no voy a perseguirte hasta que finalmente te agarre. No tengo tiempo, quítate de encima un poco de ese ego. Yo aparezco sólo en las últimas, y es por eso que tienes tiempo de escapar. Digamos que sólo en ese aspecto el tiempo está a tu favor.

Por eso me visto de negro, sólo ese color me da la entrada libre. Es esa ausencia completa de luz. Porque incluso las almas más manchadas y rotas tienen un destello. Jamás he visto que alguien tenga el alama negra y siga vivo después.

La esperanza es persistente, y parece fabricada de pegamento o de café. La esperanza te agarra, te mancha y no te suelta. En ocasiones logra ser incluso más fuerte que yo.

Pero mi existencia tampoco es tan miserable, tengo el consuelo de hacer algo con tu alma antes de entregarla. Puedo elegir si tomarla con suavidad y consolarla o arrancarla con fuerza y desgarrarla.
Las almas son particulares, ninguna toma la misma actitud al verse desprendida del cuerpo. Hay algunas que se rehúsan a venir conmigo, algunas arman un tremendo escándalo, desatando tormentas y vendavales, algunas sólo parten en silencio, sin quejas, sin hablar, sólo mudas, con una resignación similar a la mía. Digamos que a estas almas les he tomado aprecio. Hay otra clase que me llama la atención y que me inspira respeto: son esas que derraman un par de lágrimas en silencio, sonríen con tristeza y miran atrás por última vez, luego se hacen enormes y se vuelven niños. Estas incluso tienen sus propias alas, y no tengo que cargarlas, van a mi lado, a veces me toman de la mano, me hacen compañía. Creo que a estas últimas las amo, valen la pena.

El amor... El amor no está mal. Eso sí, es idiota. Es el idiota más hermoso de todos, es el imbécil al que quieres con condescendencia y al que no te le puedes resistir. Incluso yo tengo que sucumbir a él.
El punto está en que es más poderoso de lo que cree. ¡Y es tan terco! Hasta la razón termina por rendirse cuando luchan y puedo decir que se aferra con tanta fuerza que las almas todavía vienen con él en su pecho y en su vientre cuando se encuentran conmigo
Personalmente, no lo odio, pero puedo llegar a considerarlo una molestia. Es impredecible, y eso sí que molesta. Es tonto e impulsivo, pero hermoso y capaz de causar milagros y catástrofes.

Pero en fin, mi trabajo y yo no podemos vivir del amor. Primero, sería ridículo que viviera de él; segundo, me dedico a recolectar almas que ya no viven.

El tiempo es descarado, sí, pero es mi amigo. Siempre termina por presentarse ante mi puerta, vestido de túnica del color que prefieras o el que más detestes, y me entrega una dirección. Le sonrío, él me hace una mueca que jamás he podido descifrar y se autoinvita a pasar.
Usualmente me distrae un rato, no es tan descarado, aunque sé que te dije que lo era. Te da tiempo de huir. Me cuenta sobre tu vida y me retiene un buen rato.

Otra mentira que te han contado es que soy temperamental. Seré voluble, lo admito, pero no temperamental. No voy a enojarme si escapas, ni a decepcionarme si no lo haces. Cada alma tiene sus razones y finalmente son ellas y las circunstancias las que toman la decisión.
En pocas ocasiones me impongo, pero es sólo porque algo más preveo y la intervención se vuelve necesaria.

No me odies, no soy mala. Si bien tampoco soy buena... Pero no soy malvada adrede, ten un poco de consideración.
Aunque te pido: no desees verme la cara muy pronto, no me agradan los afanes.

jueves, 10 de diciembre de 2009

Se perdió


Hoy vengo a traerles una noticia bastante triste...
A la humanidad se nos perdió la inspiración.
Al mundo se le ha perdido la necesidad de hablar mediante la poesía, se le ha perdido el gusto por el arte, se le ha perdido el gusto por la más pura y simple belleza (hablo de la belleza que representa el sol cuando va a ocultarse, que deja el cielo teñido de hermosos y cálidos colores, y la de la Luna cuando se alza sobre todos en su cenit, con esa perfecta luz de plata. No de esa belleza fría y artificial con la que se visten las mujeres a la moda y con la que se adornan las casas modernas), al mundo se le ha pedido la capacidad de sentir algo más que la necesidad de seguir descubriendo cosas, por muy frías y terribles que sean. Al mundo se le ha perdido, en general, la capacidad de sentir.

Me pregunto... ¿Dónde van a quedar los bosques cuando no haya espacio para esas enormes urbanizaciones residenciales con torres enteras dedicadas a parqueaderos? ¿Dónde van a parar los mares cuando al ser humano le de por no caber en la tierra ya establecida y quiera montar más y más islas de mentiritas? ¿Dónde irán a parar los pájaros cuando las torres comiencen a rasgar el cielo y a invadir cada rincón de su hogar?
Cuando el ser humano dejó de sentir y de ser capaz de admirarse de todo a su alrededor, se convirtió en una roca. Ya no le importa si hay que tumbar lotes enteros para hacer una piscina, cuando aún podemos ir a los ríos y admirarnos de los lagos. Ya no le importa si hay que contaminar absolutamente todo el aire del planeta si puede seguir echandole diesel al carro porque es más barato. Ya no le importa si hay que matar algunas animales por hacerle pruebas a un miserable cosmético para que una de esas grillas cabezahueca se pinte la jeta. Y ¿qué más da si el niño quiere botar la mitad del plato de comida que pidió? Seguramente está muy lleno el pobresito... Eso sí, después puede embutirse de papitas y gaseosa, porque eso sí que no llena.

El problema no es que el ser humano sea descuidado... Porque es que lo es, y con toda la gana. Pero ¿por qué? Es sencillo: porque se le olvidó lo que es sentir. Se le olvido como ver que la Luna y las estrellas pueden embelesar los ojos más que un par de rosas cortadas hace tres días y unos buenos zapatos. Se le olvidó que los oidos disfrutan más con el canto de los grillos y unos buenos acordes que con la estridencia de los carros, las construcciones y los sintetizadores. Se le olvidó que el aire del campo es más fresco y prefiere el carro que tiene aire acondicionado.
Se le olvidó que ver alzarse el sol cada mañana, sentir el viento soplar, escuchar el canto de los pájaros, oler las flores silvestres y probar las frutas recién tomadas de los árboles es mucho mejor que prender el televisor y ver una telenovela, que encerrarse en casa porque fuera está serenando, que poner al desafinado de turno en la radio porque todos lo escuchan, que conectar algún ambientador en la casa para que sea acogedora, que ir al supermercado y comprar alguna fruta madurada con etileno que a fin de cuentas no sabe a nada (en el mejor de los casos) y sólo se ve decente.

Hoy hago una queja informal y les pido a todos que recuerden de que se trata la vida.
No les digo que dejen de lado toda su existencia y se vuelvan unos ermitaños... Sólo les digo que disfruten más de los pequeños detalles y no olviden sentir.
Pueden ver la belleza en cada una de esas pequeñas lucecitas navideñas, en cada árbol que se mece con la caricia del viento, en cada pincelada de una obra de arte tanto como en cada rayita de un dibujo que les regaló su hijo, primo, sobrino, hermanito, de tres años.
Miren más allá de la fachada de la gente, vean más allá de los ojos que los observan todos los días. Encuentren la belleza en las sonrisas reales y la hermosura de las lágrimas que se comparten. No se escondan, no huyan.
No se hagan de piedra... Que la gente de piedra no vale la pena y nos deja sin que admirar y sin donde vivir con ganas.

viernes, 27 de noviembre de 2009

El Circo

Ya lo tenía aquí subido... Pero esta es la versión que ganó el concurso, luego de ser revisado exhaustivamente. ^^
Espero lo disfruten, con ustedes:



El Circo

Este era uno de esos circos ambulantes, uno de esos que se preocupan por aparecer en muchos y diferentes lugares. No era muy grande, ni tampoco el mejor, pero cada una de sus peculiares partes se esforzaba en lo que hacía y solían lograr arrancarle a sus espectadores una que otra sonrisa, uno que otro murmullo de admiración.

En este circo había dos payasos, siempre envueltos en sus trajes de colores y maquillaje rojo y blanco. Había también un mimo al cual nunca nadie había escuchado hablar; y un domador de leones, de mediana estatura y complexión fuerte, siempre activo y de notoria presencia.
No se le había olvidado al destino incluir un mago entre sus espectáculos y viajes, un hombre enigmático, de frases complejas y sentido profundo; delgado y alto, honda su mirada y pálida su tez.

Pero el show que en verdad se llevaba todos los aplausos era el de las dos trapecistas. A cinco metros de altura, sobre la cuerda floja y colgadas de los trapecios, las hermanas brindaban un increíble espectáculo de inimaginable belleza; en perfecta armonía bailaban entre las sombras, sorteando los reflectores y, de un lado al otro, realizando prodigiosas acrobacias; su suave gracia y lo pálido de sus pieles imitaba la belleza del argénteo resplandor lunar. Ambas se entendían perfectamente mientras pendían a la justa distancia del suelo, pero abajo, mientras compartían sus viajes y estadías, justo sobre él, las cosas pintaban distinto.
Margaret era la más pequeña de las trapecistas, tenía el cabello corto y castaño, sus ojos brillaban cetrinos como esmeraldas. Su sonrisa, finamente esculpida, era tan blanca como el mármol y sus delicados labios pintaban de un rojo casi escarlata. Era callada y tímida y detestaba profundamente a su hermana. ¿Por qué? Ella misma no encontraba razón alguna.
Rosa, la mayor, tenía el cabello más largo y más claro, y solía mantenerlo bien trenzado sobre su hombro derecho. Sus labios eran rojos como el carmín, su sonrisa era cálida e infantil y sus oscuros ojos brillaban enigmáticos tras un par de largas y elegantes pestañas. Rosa reía tiernamente todo el tiempo, pero jamás podía presumir de sentirse plenamente feliz y odiaba a su hermana por la misma razón que esta la detestaba a ella: ninguna en particular.

Y de todos los espectáculos, aunque poco mérito podía atribuírsele, el que se quedaba con las ganancias mas suntuosas era el avaro dueño del circo. Un hombrecillo rechoncho y bastante pequeño que, siempre encajado en su ancho traje, se asemejaba a alguna extraña clase de pingüino rojo y bigotón.

Uno de los payasos estaba enamorado de Margaret, la pequeña, pero ella solo quería para sí al mago, mientras este había decidido amar a su manera, extraña y enigmática, a Rosa. Rosa, por su parte, no se atrevía a responder a nada, ya que el domador iba por todo el circo clamando su amor por ella a los cuatro vientos, la hacía reír y le llevaba caramelos y elegantes flores de pétalos escarlata, hermanas de su nombre; pero Rosa callaba también ante todo esto, pues solo tenía un único objetivo y para llevarlo a cabo tendría que sobrevivir a su hermana.

Margaret se asomó por entre las telas de la entrada de su tienda. Fuera estaba Rosa sentada junto al mago observando la luna; Margaret podía ver como los labios del mago se movían y le susurraban, lo que ella suponía dulces palabras, a los oídos de su hermana, pero no alcanzaba a leerlos ni a percibir ningún sonido distinto al del cantar de los grillos. Dejó que se cerraran las telas tras ella y caminó lenta hacia la luz de su velón que, arriesgadamente, iluminó el fragor estremecedor que ardía decidido en sus pupilas de esmeralda. No soportaba más la misma imagen, no soportaba más verlos, no soportaba más nada de esto. Esa noche, simplemente, no pudo más… Para la siguiente presentación, Rosa yacería ya marchita, y se llevaría con ella sus perturbadoras y cálidas sonrisas y sus túrbidas y estridentes risas y cantares; no habría ya un mago para esa, sería él, entonces, sólo para Margaret.
Mientras, entre las débiles sombras de los matorrales, alguien más atisbaba la escena y tampoco pretendía soportarla por mucho más. El domador les dio también la espalda y decidió hacer una apresurada visita a la jaula de su siempre fiel león.
Rosa dejó reposar tiernamente su cabeza en el hombro del mago y éste se quedó silenciado por el asombro, admirando la pura y majestuosa belleza de su amada… Pero algo lo distrajo, y alcanzó a divisar una sombra arrastrándose entre los matorrales. Él sabía muy bien de quien se trataba, sabía al domador alejarse con pasos pesados de los ramales y hacia las jaulas de los animales. Estaba harto, en verdad harto de verlo tras de Rosa; amarla si ella dudaba ya no tenía sentido, pero las cosas no serian mas así, y se regocijaba contemplando la perspectiva del mañana. Jamás tendría que soportarlo de nuevo. Rosa respiraba tranquilamente y compartía en silencio el mismo gozo y la misma esperanza en el mañana, sin Margaret estorbando. Y los planes e ideas se fueron difuminando entre la calidez del abrazo del mago y la suave danza de la luna, finalmente reposó su cabeza y se quedó dormida.

Para el día siguiente el pueblo, escandalizado, recibía la noticia más perturbadora que jamás se hubiese visto de manos de los diarios, cuyos encabezados rezaban: “Muerte múltiple en el circo”.
Y el título estaba acompañado de grotescas imágenes de cuerpos sin vida y sanguinolentos. Los pies de foto eran cortos y terribles:
"Acróbata cae desde una gran altura cuando su compañera no logra alcanzar a tomarla de las manos, pierde la vida debido a una fractura en la columna. Rosa será recordada en su último vuelo".
"Margaret, acróbata compañera de Rosa, sufre una intoxicación por envenenamiento y muere entre convulsiones y gritos. Las autoridades están llevando a cabo las prudentes investigaciones".
"Mago es descuartizado por un león que escapó de una de las jaulas del domador, cuyo cuerpo fue encontrado en esa misma jaula con múltiples cuchilladas y una daga clavada en su pecho".
“Se encuentran los cuerpos de los dos payasos, ahogados en el río y enredados por una cadena. Al parecer, uno de los dos payasos muere tratando de salvar al otro que suponemos pretendía suicidarse”.
“(La historia es narrada por un mimo)”.

martes, 24 de noviembre de 2009

Tu muerte

Ahora un poco de poesía fúnebre... ¡Que hay que recuperarla!
¿Cuándo dejó de practicarse tan hermoso arte? ¿Cuándo se escondió la genialidad de los poetas de antes?


¿Te confieso algo, amor mío?

El día en que tú te mueras,
yo no voy a quedarme sola.
Me iré a buscarme una repisa,
y a comprarme una mecedora.

El día en que tú te mueras,
me agacharé sobre tu tumba,
ahoyaré la tierra,
me robaré tu cama,
reuniré tus huesos,
y los pondré bajo mi almohada.

El día en que tú te mueras,
se apagará mi corazón.
Y para saldar la deuda,
me crearé una ilusión.

Tomaré un cuchillo,
masacraré los gusanos,
desgarraré la carne,
y tomaré lo humano.
Me haré dueña de tu cráneo,
lo pondré sobre la ventana,
me haré dueña de tu corazón,
y lo pondré junto a mi cama.

El día en que tú te mueras,
yo me haré el más hermoso pórtico que jamás hubieses visto,
pondré dos mecedoras y me sentaré en la de la izquierda,
para que tu cadaver no se sienta solo, acomodado sobre la derecha.

El día en que tú te mueras, mi cielo,
voy a mecerme hasta la hora de mi entierro.

domingo, 22 de noviembre de 2009

Somos fantasmas

Somos fantasmas, fantasmas de papel.
Somos vampiros, vampiros de cartón.
Somos espíritus de vagos recuerdos, impregnados en álbumes de fotografías viejas y descoloridas.

Somos hechizos, hechizos de amor.
Somos canciones, melancólicas canciones.
Somos los ecos del bosque de hadas y duendes, que danzan bajo la Luna de seda y plata.

Somos más que uno y menos que dos.
Somos mil y ninguno a la vez.
Somos el mar que se extiende hacia abajo en la oscuridad, guardianes de secretos que sólo los más hábiles y valerosos pueden develar.

Somos nosotros... Únicamente nosotros.
Sonrientes y llorosos, inocentes y peligrosos, castos y pecadores, soñadores y pesimistas, acróbatas y malabaristas.

Somos nosotros... Únicamente nosotros.
Almas buscando el camino de regreso a casa.
Muertos anhelando el calor de los vivos.
Amores encerrados en acertijos esquivos.
Solitarios compartiendo nuestras quedas sonrisas y demenciales premisas.

Somos nosotros... Únicamente nosotros...
Felices, sonrientes, amantes, dementes.

jueves, 12 de noviembre de 2009

Certeza


Todo da vueltas y retumba con el caer de la noche.
La luz del hermoso astro rey desaparece poco a poco y los últimos rayos de luz diurna se filtran por la copa de losárboles, concediéndoles el esplendor que merecen.
Las flores nocturnas comienzan a abrirse y elevan su aroma en alabanza hacia el cielo, donde las estrellas comienzan a darle la bienvenida a la Luna de plata.
Aquí ya allá resuenan los dulces cantos de los elfos y se mezclan con el apacible sonido de las flautas y las arpas.
A medida que el ritmo se aclera se alzan voces diferentes, voces de brujas y hechiceros, cesan las arpas y se alzan los tambores, las falutas continúan en una melodía clara, pero cada vez más veloz.
El viento estremece los árboles desde la raiz hasta la copa y las tinieblas se adueñan del bosque.
Se enciende la hoguera que ilumina con rojo resplandor las cortezas y crea sombras danzantes al rededor del calor de la llama.
El sonido de las voces se apaga y la música llama a la noche mientras coros de ninfas y hadas comienzan a adueñarse del claro y de cada uno de los rincones de aquella abrumadora belleza.

El silencio cae como una sentencia sobre mi.
Llega una certeza, que es la conciencia del saberme capaz de sentir y percibirlo todo.
La conciencia de ser completa y plenamente humana.

lunes, 9 de noviembre de 2009

Bruja


El héroe y la hechicera

Él es racional (no obstante, racionalmente religioso); ella, apasionada y escéptica (quizás los dioses existan, pero no se siente obligada a obedecerles).
Él es el escogido o descendiente de un gran dios del cielo, al que respeta. Ella es una hechicera, busca su contacto con la trascendencia manipulando las fuerzas de la vida, por sus propios medios, subterráneos, irreverentes, prohibidos.
Para él todo lo que tenga que ver con la lógica es claro y los sentimientos son brumosos, confusos; para ella la razón de él no existe o no la comprende o no importa, su espacio es el mundo de la magia, el deseo, los sueños y las alucinaciones. Él busca la virtud, la excelencia, vive el presente y construye la historia. Ella añora la pasión, vive en los márgenes del tiempo, trasciende los límites de la vida y la muerte.
Enfrentarse entre ellos eimpre será un desafío. El triunfo de él es una victoria de la virtud, la templanza, del control de la razón sobre el instinto.
El triunfo de la hechicera sobre el héroe significa que ella coleccione el mayor número de instantes posibles en los que lo pueda retener con sus besos, con la esperanza de que por un efecto mágico se le filtren en la piel y lentamente le inunden el alma, haciéndole perder la voluntad. Todo es válido para mantenerlo a su lado.

"Diosas, brujas y vampiresas" Susana Castellanos de Zubiría

--------------------------------------------------------------------

Bruja

Danza bajo la misteriosa Luna,
es hija de la perpetua noche,
hermana de las brillantes estrellas,
madre de toda la tierra.

Tal cual Lilith, la primera en despertar,
desafía las normas,
establece su verdad.
Tal cual Tiamat, serpiente creadora,
lucha con entereza,
aún sabiéndose perdedora.
Tal cual Nix, madre del destino y la muerte,
habita en la oscuridad,
descifra lo oculto en lo abismal.

Lunática y soñadora, alza su voz hasta las esquinas de la noche y los rayos de la Luna de plata le retornan su voz, dándole poder para conjurar.
Temida por el hombre que busca sólo el día, temida por incomprendida, temida por misteriosa, oculta y sinuosa.

Como las ninfas de antaño y las hadas de los celtas, lucha por sus verdades y no desfallece ante la dificultad.
Como las nórdicas Nornas y las tradicionales Moiras, es dueña del destino, profetisa de lo divino.
Como Circe, como Morgana, como Pandora o como Calipso, lleva su magia grabada en su piel, en sus ojos y en su ser.

Ella es la diosa, la bruja, el hada, la ninfa, la musa, la vampiresa, la pitonisa, la profetisa.
Ella es quien desea, ella está dispuesta, ella está despierta.
Por fin desciende y se hace presente.
No huyas, a fin de cuentas... Es imposible.

domingo, 1 de noviembre de 2009

Hacia el último lugar


Lo vió caer, lo vió caer con perfecta claridad, como todos lo habían visto.
Con terrible y real claridad vió como su cuerpo se precipitaba contra el suelo y como la sangre se escurría por su costado. Una herida demasiado grave, demasiado profunda, imposible de sanar.
Todos los allí reunidos lo miraban también, ella pudo notarlo, pero el dolor de ninguno era tan grande como el suyo.
Una carcajada se extendió por la llanura, ella no iba a permitir eso, ella no iba a permitir que esa terrible oscuridad acabara con sus sueños.
Recogió su espada del suelo y montó de un brinco en su corcel.
Nadie parecía verla, mejor así, no la detendrían.
Espoleó su caballo mientras se arrancaba el casco para que su enemigo pudiese ver contra quien se enfrentaba. Su cabello se mezcló en furiosas agitaciones con el viento.
Un grito ahogado salió de la multitud tras ella, no le importaba. Escuchó que la llamaban, le daba igual.
Su rostro estaba tan pálido que parecía que los últimos rayos de sol lo atravesaban. Sus cabellos color del oro se fundían con las últimas luces del día en una danza estática y sus ojos se clavaban en el objetivo con un abrazador odio, tan profundo como ninguno que jamás hubiese sentido.
Así chocó contra esa odiosa criatura y le cercenó la cabeza sin siquiera pestañear.
El monstruo no tuvo tiempo de responder, una arremetida inesperada, llevada a cabo por una mujer. La criatura cesó su risa al instante, pero una mueca de terrible burla quedó fija en la cabeza que rodó hasta las patas de los corceles que aún luchaban con sus jinetes sobre ellos y fué pisoteada sin consideración alguna.
Detuvo su carrera casi con la misma velocidad con la que la inició, su montura protestó, pero ella la ignoró y bajó de un salto. Dando tumbos, casi como un zombie, se arrastró hacia donde yacía su esposo, que aún retenía su último aliento. Estaba cubierto de sangre, sudor y polvo; el cabello azabache se le pegaba a la frente y de la herida de su costado no cesaba de salir sangre.
Giró su cabeza con un esfuerzo salido casi del otro lado de la noche y trató de articular algún sonido.
Ella le puso uno de sus finos dedos sobre los labios que tanto amaba y que tanto extrañaría. Negó con la cabeza, no había necesidad de palabras. Pero había algo más en esos ojos que sondeaban su alma, y ella no pudo evitar empaparse de lágrimas.
Las tinieblas comenzaban a cernirse sobre el campo de batalla a medida que desparecían los últimos rayos de sol avisando la noche.
Él asintió con su cabeza y haciendo uso de sus últimas fuerzas le tomó la mano.
Las lágrimas escapaban de sus ojos y corrían libres por su rostro. Un profundo dolor la invadía en cada rincón de su ser, pero al sentir la mano de su amado sobre la suya, una determinación y una tranquilidad nacidas de la resignación crecieron en ella. Y así desenvainó su puñal.
Con la útima mirada se vió reflejada en las pupilas del amor que traspasaba los muros de la oscuridad.
Él no iba a irse por la espada de un detestable esbirro de la maldad.
Clavó el puñal en el corazón de su esposo sin siquiera un asomo de duda. Lo observó durante un momento y luego cerró sus párpados.
Alzó de nuevo el puñal y lo clavó en su propio corazón.

Se irían juntos más allá de los muros de la vida, al otro lado de la noche, descansarían junto a las estrellas del verano y serían acunados por la Luna, juntos, el uno para el otro, siempre.

lunes, 26 de octubre de 2009

Desde lo escondido


Desde Harley y mi parte que trata de desencadenarse.

------------------

¡terrible encierro entre paredes blancas!
¿No ven acaso que hay más que unos ojos castaños?
Desearía, si así lo lograra, robarme las almas
de aquellos que han sido encerrados por tantos años.

El encierro es más frustrante si sé que es autoimpuesto,
todo sea por seguir la margen neutral,
todo sea por seguir el orden natural,
continuemos con los medicamentos para curar los supuestos.

...
¡NO!
...

Cambiemos de sentido el girar del planeta,
derramemos sangre sobre la blanca nieve,
rompamos los moldes del prudente encierro,
¡desequilibremos al mundo entero!
Extendamos sonrisas por nuestros rostros,
¿qué más da si se considera tortuoso?

------------------

...Sólo denme un martillo y un día desquiciado,
y también gente que sólo sea gente....
¡Les prometo un espectáculo que nunca olvidarán!

miércoles, 21 de octubre de 2009

Teatro


...Iluminan la estancia las cálidas flores de mayo, el sol se filtra por las pálidas cortinas que cubren la única ventana de la habitación.
Ella esta sentada al borde de la cama.
Teje y canta, sonríe y escucha.
Sus finos dedos se pasean con agilidad por los delgados hilos, que se mecen y entrecruzan como si de sus cabellos se tratase.
El sol levanta diáfanos destellos en su blanca tez y su boca se curva en una infantil y sincera sonrisa.
Está esperando, y disfruta cada momento de esa espera con el mayor deleite que puede soportar; escucha el lento tic-tac y sus manos aceleran el trabajo de largas semanas.
teje letras, teje palabras, las anuda y las desata.
Los claveles, suspendidos, apuntan hacia la puerta que pronto ha de abrirse para dar paso al final de aquella gloriosa y agonizante espera.
Finalmente escucha el crujir de la madera en el pasillo.
Toc... Toc... Toc...
Nada más. tres veces y ella deja su labor y se levanta apresurada pero calma.
En silencio, se desliza sobre sus pies hasta la puerta.
No puede evitar el espantoso sonido de aquellos detestables goznes, pero es amortiguado por la tortuosa lentitud con la que abre.
¡Por fin puede verle por completo!
Allí está él, de pie, con su cabello desordenado, su cálida sonrisa, sus grandes ojos, su certera mirada.
Toda la compostura se desvanece en cuestión de segundos mientras ella desea hacerse dueña de esos perfectos labios, guardiana de sus pupilas, esclava de aquellos fuertes brazos, soñadora de esos sueños.
Él avanza hacia ella, confiado, dueño de sí, y ella siente como sus piernas tiemblan bajo su larga falda del color de la noche y como su corazón se acelera escondido en su pecho.
La toma entre sus brazos y se acerca a ella con desconsiderada parsimonia, y ella se siente desfallecer ante tan magnífica cercanía...

-Bravo! Bravísimo! Perfectamente realizada!
Él la suelta y baja de un salto del escenario.
-Mañana continuamos con los ensayos.
manda el dierctor y se apagan las luces sobre el telón.
De pie, al borde de un sueño, ve como él se aleja sin siquiera despedirse y besa por costumbre a una muchacha de cabello oscuro que le espera a la salida del teatro.
-Ven muchacha, que hay que retirar la utilería.
Ella asiente y se baja despacio, con el corazón en vilo y su abrigo blanco.

martes, 20 de octubre de 2009

Melodías


Melodías que llegan a la cabeza y traspasan millones de conexiones para alojarse en la memoria y vibrar cada que algo nos trae a ese tiempo pasado.
Los faunos regresan danzantes a su hogar cuando las cuerdas del arpa los llaman al pasado para darle un poco de llama al presente.
¡Que curiosa es la música que puede causar tanto en seres adecuados para ello!

Se rescatan noches en vela que traen sonrisas secretas, risas mudas por obligación, sensaciones de felicidad, mantas que arropan del frío mientras al otro lado de todo hay una sonrisa cálida que desearía no apartarse.
Se rescatan días esperados y hermosos que comienzan tarde y se vuelven fantásticos, tardes entre amigos y hermanos, noches de risas incontrolables y danzas a ritmos de una melodía que se forjó en compañía de la verdadera familia.
Se rescatan amigos del apsado y lazos que ahora estan rotos.
Se rescatan mañanas tranquilas y solitarias que anhelaban la tarde para encontrarse con otros que compartieron lo mismo al calor de una hoguera.
Se rescatan las noches en las que la Luna acunaba a sus hijos y los hermanos juntos enmudecían contemplando la belleza del cielo.
Se rescatan comienzos torpes y agradables que llevaron a grandes y hermosas amistades.
Se rescata un giro, una ondulación, un rizo, un violín, unas gafas oscuras, una aparición, un ímpetu, una fuerza, una sonrisa, una casualidad, una amistad recién comenzada, una chaqueta de jean, una tormenta, un optimismo...
Se rescatan ustedes y me rescato yo.

Cesan los acordes y de nuevo sé que no estoy más al otro extremo, con las aves cantando, un desayuno tardío esperándome, un computador encendido, un celular dañado, una llamada que hacer, unas medias veladas nuevas, un bombombun en el bolso, unas galletas festival con leche, un café diferente, un pastel embarrado en todo lugar, un girasol, cuatro guitarras, ocho vasos de Nestea, un pasaje de metro, una noche risueña, una Luna acogedora, un sueño demasiado arriesgado, unos brazos sonteniéndolo todo, una certeza.
No, ya no más.
Ahora todo es diferente, y la música hace que lo recuerde... Ahora nada será para siempre lo mismo.
Y también me recuerda la música que eso no es problema alguno, que por igual... Es hermoso.

viernes, 16 de octubre de 2009

Arturo

Sola, luego de una noche que fué linda, pero que no pudo ser hermosa por la falta de lo principal.

---------------------------------


Detenida en el tiempo, fuera de los márgenes del Tapiz, más libre aún de hilos que Rakoth Maugrim, pero más atada por el mismo destino que se le impuso hasta el primero de los mundos.
Condenada a vivirlo, una y otra vez, y a verlo cada que la guerra estallaba.
A verlo en su total belleza, a perderse en las estrellas de verano que se alzan en sus ojos, a dejarse ir en aquellos firmes brazos que manejan con presteza la esapada... A verlo en su último momento, en el más agonizante, en el que las estrellas se apagan en sus ojos, justo antes del final de todo.
Condenada a ver como el otro se levanta siempre y completa la maldición.
A ver como sus galantes pupilas la observan con tristeza, a ver como el terrible peso de la condena cae también sobre él, a ver como su brazo se mece en perfecta armonía con su espada, como si fuesen uno... A verlo desfallecer tratando de salvar al que no puede ser salvado y a la que no puede ser perdonada.

Arturo está detenido en el tiempo.
Está en medio de los mundos.
Arturo está atado al viento.
Condenado a no estar jamás juntos.

Al Guerrero lo ha retenido en el limbo de todos los mundos el nombre por el que lo llama su más temible pesadilla, su más temible pecado.
En cada uno combate, en cada uno muere, en cada uno sufre la cruz de su error.
El héroe de leyenda sólo desea descanso y perdón.
Pero las maldiciones no tienen piedad. Y los sueños siempre le atinan a lo que sucederá. Las condenas se hacen para cumplirse e incluso la más benévola intención jamás podrá levantar sus cadenas.

Arturo espera la última guerra.
No quiere pisar de nuevo la tierra.
Arturo anhela el último hilo
que lleve a cuestas su terrible filo.

Ella ruega, a las estrellas de verano en sus ojos, que encuentre el descanso que tanto merece.
¿No han sufrido ya muchas veces, de la misma manera, en todos los mundos?

domingo, 11 de octubre de 2009

¿Dónde?


Trae la lluvia recuerdos del viento,
se ahoga la Luna en los mares del tiempo.

¿Dónde estás, mi dulce amigo?
¿Por qué te has llevado tus brazos, mi abrigo?

El frío corta el alma, la desgarra.
La soledad corrompe el anhelo de un mañana.

¿Por qué no escuchas mi llamado?
No hay refugio en el pasado.

La nieve entumece cada centímetro de mi ser.
¿Dónde está el calor de tu hogar?
¿Dónde te escondes, mi oscuro clavel?
¿Por qué mis ojos no paran de llorar?
Será, tal vez, que no encuentran tu piel.

¿Dónde estás?
¿A dónde te has ido, mi hermano, mi amigo?

Me puede el anhelo,
busco tu cielo.
Me puede el dolor,
necesito tu calor.

Cadaver Exquisito

¡Maestro!
Y tirando puertas y todo... Lo sigue haciendo, y le funciona.



"Preferiría tu sonrisa a toda la verdad"

jueves, 8 de octubre de 2009

Hermanos


...Y en ese momento algo se rompió por primera vez.

La cuerda que sostenía la vida se deshilachó en cuestión de segundos y quedó bamboleando a la luz de una Luna todavía inexistente, cubierta de nubes y suciedad.
El mundo se volvió gris, lleno de humo y basura... Tal vez no se volvió, tal vez ya era así... Pero lo seguro era que se habían empañado los cristales que lo observaban.

Ya no valía la pena soportar ese dolor tan filoso y desgarrador. No merecía el esfuerzo. No llenaba la esperanza. Un cascarón hueco y vacío, en eso se había convertido.
Que más daba si se quebraba, si al final sólo dejaría de respirar, se iría el cansancio y todo estaría igual.
Ya se habían perdido sus pupilas, pesaban sus párpados, estaban entreabiertos su labios, dispuestos al beso de la muerte; y su mente, su corazón, su alma... Estaban perdidas hacía mucho.

Una piedra, otra, un poste, un cable eléctrico, un carro, un quinto piso, el balcón, el vacío, el suelo precipitándose al encuentro del descanso. El humo, la posibilidad, el olor entrando por todas partes, corrompiendo el interior, destruyéndolo lentamente, con agonía. El filo de la hoja, el brillo a la luz del mugroso cielo, la frialdad del metal contra la calidez de la carne siempre en descomposición, la vida carmesí a borbotones cruzando la locura. las manos, las propias manos, que desgarran, cortan, magullan, asfixian, destruyen, matan.
Pero las manos... Las manos ajenas... Deteniendo todo en mitad del vacío, negándole el asfixiante humo, suavizando el borde del metal, amarrando entre ellas las manos, las manos propias.

Se reflejaron así las desoladas lágrimas en los vitrales que eran suyos en otro rostro.
Se quebró así la voz llena de amor que había dejado de escuchar con claridad.
Se amarraron así, con fuerza, los brazos de la voluntad y el valor.
Se hizo así la prudencia más nítida que nunca, y le dió una razón hermosísima para soportar.

Eran dos contra uno, y la Luna se sacudió el putrefacto aire de su contorno de oro y plata.
Eran dos contra uno, y no quedaba nada más que hacer que dejarse sostener.
Eran dos contra uno saldando deudas, y no quedaba más que avanzar un poco más.
Eran dos contra uno... Y ahora son tres contra el resto.

Gracias hermosa esperanza,
gracias férrea voluntad.

jueves, 1 de octubre de 2009

Regeso


Todos se preparan para salir y mostrar su "mejor pinta".
El Coco se ajusta su velo, las brujas desempolvan sus escobas, las momias se cambian sus vendajes, los zombies se acomodan sus partes descompuestas, algunos incluso consiguen ojos que les ajusten, drácula se afila sus colmillos, las banshees ensayan sus más espeluznantes gritos, los hombres lobos les hacen coro con sus aullidos, incluso la misma muerte le saca brillo a su temible hoz.

Se prepara el escenario.
La Luna se alza sobre las colinas, dan casi las doce, la oscuridad se traga todo atisbo de luz en los alrededores y la noche se hace la reina de todo.
¡Cuanto llevan esperando para hacer gala de toda su habilidad, de todo su terror!
Drácula hacía las apuestas sobre quien aterraría más personas, mientras las brujas se reían de él y le aseguraban que ellas ganarían cualquier tipo de desafío que se les presentase, todos caerían en sus redes.
Comienzan los clásicos juegos de la noche.
El jinete sin cabeza va lanzando palabrotas a todos los que juegan con su cabeza-calabaza como balón, las brujas hacen carreras de escobas, las banshees y los hombres lobo compiten con su canto, Drácula hace gala de la más exquisita obra de teatro que jamás se hubiese visto, los zombies realizaban su clásico lanzamiento de brazo y los espíritus y fantasmas jugaban al escondite.

Suenan las doce campanadas y todos se lanzan hacia su cacería favorita.
31 de Octubre, por primera vez en muchos años se les había levantado su encierro y podían llevar su terror a cada rincón de la tierra.
¡Que sorpresa se llevarían al encontrarse con ellos mismos!
Pequeños vampiros correteaban con calabazas huecas llenas de algo brillante y sonoro que no era su habitual relleno, momias se jalaban los vendajes de aquí para allá, incluso había una bruja llorando con su escoba quebrada junto a ella.
Nadie allí parecía asustarse de su presencia, incluso los miraban con admiracón, felicitándolos por sus "disfraces".

Desconcertados, se retiraron con abatimiento luego de un par de horas.
En el día más hermoso, más esperado, más solemne. En la hora más importante y epecial.
Volvieron todas las monstruosas criaturas a su sueño, esperando que todo fuese una pesadilla.

miércoles, 30 de septiembre de 2009

Estado


Suena y hace eco la dulce y triste harmónica,
puedo escuchar el pálpito de mi corazón en mis orejas,
siento como si fuesen a exprimir mi cabeza.

Se doblan mis rodillas con la ya conocida tonada melancólica,
pasa, como un fantasma desvanecido, la imagen a la que te asemejas,
se nublan mis ojos con llanto y pierdo mi entereza.

Morder, llorar, golpear, patear, gritar, romper, ganar, perder.
Futuro y pasado, nulos y alterados.
Sueños olvidados, oscuros, encerrados.
Una luz tenue, rojiza, anhelante, llamándome.
Incertidumbre sinuosa, enferma, destrozándome.
Vivir, morir, soñar, caer, desaparecer, crecer, temer.

Cuando al fin se derrumban los muros,
cuando por fin la luz roza mis ojos...
Me retuerso, me acobardo, me ahogo en llanto.

¿Cómo no temer cuando los caminos son tan oscuros?
¿Cómo no temer cuando siento los sueños rotos?
¿Cómo no temer cuando a mi lado no estarás ya caminando?

Me repito que todo estará bien,
que todo es por su bien y por el mio también.
Pero la soledad...
La soledad es buena musa, pero no buena compañera.
Es demasiado silenciosa.

Locura


Escondites, agujeros, cuevas, callejones...
Todos tan oscuros pero tan seguros.
Encierran estados que no debiesen existir,
encierras los estados alterados de mi diario vivir.

Alicia juega a la cuerda,
Alicia juega a las palmas.
Alicia sueña despierta,
Alicia sueña con almas.

Despierta, hermosa, despierta,
camina, sigue mi sonrisa.
¿No escuchas mis mudos pasos?
¿No sientes mi indecible tacto?

Tú eres quien yo soy,
yo soy quien tú eres.
¿Qué más da?
Podemos ser ambas y respirar.
No temas al final,
que lo que ha de venir, vendrá.

No desparecerás,
jamás lo harás.
Sólo quedarás relegada a un oscuro lugar,
sólo quedarás escondida en el pasadizo de mi pensar.

Tú... ¡Hermosa, deliciosa, incontrolable, insaciable!
Tú... Que me obligas a ver y a enceguecer.
Tú... Tan perfecta e incorrecta.
¡Tú! ¡Locura subconsciente de mi temor latente!

sábado, 26 de septiembre de 2009

¡Que no diera!


Sus cabellos de azabache,
se mecen con la brisa.
En el oscuro velo de la noche,
se enmarca, calma, su sonrisa.

Al ver su profunda mirada perdida
en el majestuoso mar,
me pregunto, en sus brazos, rendida,
si acaso soñará con amar.

El aroma de su piel,
como a cuero gastado y clavel,
embriaga mis sentidos,
y despierta sueños escondidos.

¡Que no diera yo por ser dueña de sus sonrisas!
¡Que no diera yo por vivir entre sus caricias!
¡Que no diera yo por inspirar los acordes de tu melodía!
¡Que no diera yo por ser la guía de tu voz!
Que no diera yo...
Que no diera yo por un poco más de valor.

domingo, 20 de septiembre de 2009

En memoria, para ti


Nos acostumbramos a ver sus rostros todos los días, o por lo menos sabemos que van a estar ahí cuando los busquemos... Nos acostumbramos a escuchar sus voces al otro lado de la línea, y a abrazarlos cuando los saludamos.
Nos acostumbramos a tener su calor tan cerca, que cuando se van... Es como si nos arrancasen un pedazo del alma.
Nos desgarramos por dentro.
Sangramos internamente hasta ahogarnos en aquella muerte carmesí.
Nos sentimos desfallecer y que nuestra alma queda a la deriva.

La tristeza se convierte en nuestra dueña, y la melancolía es lo único que nos sostiene. Los lamentos se hacen interminables y alzamos las voces al cielo, pidiendo una respuesta, gritando "¡¿Por qué?!", nadie nos preguntó si estaríamos bien si se escaban de nuestra vida, nadie nos preguntó si sobreviviríamos un segundo más ante aquel vacío, nadie nos dió la mano para evitar que nos deslizáramos por aquel vacío dejado por aquella calidez que antes era nuestra compañía.
Recordamos la tibieza de sus brazos, sus sonrisas tan amables, sus fuertes manos, su constante preocupación por nuestro binestar, sus ojos brillantes y su impresionante capacidad para soportar las dificultades y continuar teniendo en cuenta a todos los que los rodeaban.

Pero... Las cosas ya no marchan más, y puedo asegurarte que llegará un momento donde alzarás la vista al cielo y no gritarás... Lo que harás será susurrar, suspirar y pedir para que se encuentre bien, para que al lugar donde halla ido, sea más tranquilo, más feliz, que sea perfecto para ella...
Llegará un momento en el que así como lo ví yo a él frente un piano tocando hermosas melodías y sentado en una habitación escuchando tangos y tomando ron; la verás a ella sonriente, cuidando de ti, abrazándote, velando por todos los que ella quiso, cocinando tal vez, o tejiendo quizás.
Llegará un momento en el que escuches su voz que te diga: "Estoy bien, estoy feliz, sé feliz por mi... Que di mucho para que así fuese." Y lo harás. Cumplirás con su deseo, porque te conosco, porque eres fuerte, porque sos vos.

Beto... Estoy a tu lado si me necesitas.
Te doy mis palabras si las buscas.
Si quieres mi silencio, me coseré la boca.
Si sólo quieres que desaparesca, eso haré.
Pero dame tu mano si te sientes caer.

miércoles, 16 de septiembre de 2009

Define


¿Nos convertimos en personas malvadas al realizar acciones catalogadas como malas? ¿O la única forma es que la maldad se apodere por completo de nuestros corazones?
Si mentimos y lo hacemos porque nuestro corazón anhela la felicidad... ¿Somos malos? ¿Cómo puede ser malo lo que nuestro corazón tanto busca?
Si robamos para hacer feliz a alguien que lo necesita más o para poder vivir... ¿Seremos viles ladronzuelos?
Si traicionamos y engañamos porque nuestro corazón dicta que es lo correcto... ¿Somos entonces terribles traidores?
Si matamos y lo hacemos por lealtad, para proteger a alguien o a nosotros mismos... ¿Nos convierte eso en infames asesinos?

"Con el crepúsculo, la superficie del lago se tiñó de plata. Lucrecia caminó hasta el pequeño embarcadero junto al que ella y sus hermanos solían nadar cuando eran niños. En su mente podía oir la voz de César: "No, Crecia, el agua es muy poco profunda." "No te preocupes, Crecia, yo cuidaré de ti." Y oyó la voz de César, muchos años depsués, cuando ambos ya habían renunciado a sus primeros sueños: "Si eso es lo que quieres, Crecia, te ayudaré." Y recordó lo que le había dicho la última vez que habían estado juntos: "Cuando muera, Crecia, tú debes vivir por mi." Y ella le había prometido que lo haría."

Fragmento de "Los Borgia" de Mario Puzzo.

lunes, 14 de septiembre de 2009

En honor a la fecha


Uno siempre se despierta desorientado, se levanta peresozamente y se dispone a cumplir las labores que establece el sol.
Hoy, como todos los días, sonó el despertador, lo atrasé 2 ó 3 veces y luego me levanté sin mucha coordinación: se fué al piso la cobija, el estuche de las gafas, golpeé sin querer la maleta del colegio, tropecé con un silla y finalmente llegué a la cosina a pesar de los borrosos obstáculos. Encendí la luz, que me dejó ciega por un momento, me serví el cereal y me lo comí aún medio dormida. Apagué la luz nuevamente, deshice mis pasos hasta mi habitación y me senté en la cama para tomar el celular y ver la hora real.
Junto a la hora, estaba la fecha, 14 de Septiembre.
El sueño se fué por completo pero seguí actuando como un zombi. La definición de zombi es bastante imprecisa y se le llama así a casi cualquier monstruo comecerebros. Pues bien, yo no era un monstruo comecerebros, pero en ese momento sentía como si mi cerebro hubiese desconectado las emociones. Estaba completamente estoica.
El día avanza y los recuerdos hacen mella en mi estoicismo. Es imposible mantener la máscara de porcelana cuando todo está impregnado del 14 de Septiembre de 2007.
Siempre he detestado tener que retirarme en mitad de algo. Pero me reconforta ese mundo de letras, versos y música que me espera más allá, o tal vez en la mismísima melancolía.
Aún así, con todo esto, con la fecha y la presencia, logro sofocar lo que antes hubiese sido una crisis. Ya son sólo recuerdos, no anhelos. Ya son sólo felicidades pasadas, nada que suceda ahora...
Además hay un par de estrellas tan profundas como el océano, y una sonrisa valiente que me guardan a su lado.
Sin embargo debo hacer honor a la fecha, porque se vivió y se aprendió mucho... Incluso si ya no queda nada, los recuerdos son valiosos, tanto los terribles como los hermosos. Valen. Vale la pena conservarlos.
Así que, en honor a la fecha, escribo.

domingo, 13 de septiembre de 2009

No es sólo un día más de la lista.


La lluvia cae gota a gota,
ella salta sonriente, entre charco y charco,
él sonríe y corre junto a ella.

La lluvia los empapa a ambos,
y las risasse extienden en la noche.
Ella está hecha de chocolate blanco, fresa y canela,
y antes de que la lluvia la arrastre, huyen juntos hacia la media luz.

-¿Aún estamos vivos? -. Pregunta él y ella mueve la cabeza afirmativamente.
Él deja escapar un suspiro de café y a pesar de todo, la toma entre sus brazos.
La noche se les escapa entre risas y abrazos de chocolate.

La mañana levanta la niebla sólo un par de centímetros del suelo. Arriba de la bruma, las copas de los árboles se mecen, serenas, con los primeros rayos de sol que traen esperanza.
Ella se acurruca como una niña entre aquel abrazo que la hace sentir tan segura, y él la sostiene con fuerza pero con ternura y le da un beso de café en su cabeza.
-¿Aún existimos? -. Pregunta él con preocupación.
Ella se alza y observa como el rocío cubre las plantas, como el viento frío colorea sus mejillas, como la niebla flota entre los troncos. Escucha como corre el agua entre las piedras, como cantan las hojas en lo más alto y como respira él junto a ella.
-Supongo que aún respiramos -, le asegura con franqueza y algo de decepción, pero antes de que él pudiera cerrar sus párpados con tristeza y cansancio, añade: -pero lo hacemos juntos -.
Él se alza también y se percata de todo lo que ella ya había percibido.
-No querría que fuese de otra manera -. Susurra y la besa.

martes, 8 de septiembre de 2009

Último aliento




Os lo ruego, por la poca vida que me queda, ¡Os lo ruego, fiel amigo!
Escucha mis palabras y entrégalas a ella, siempre tan hermosa, siempre tan sonriente.
¡Os lo ruego! Que no sea en vano mi último aliento.
Dile que me esperan las más sutiles alegrías a donde voy, dile que no derrame una sola de sus cristalinas lágrimas por su sonrosada e inocente mejilla. Dile que parto con la certeza de ver de nuevo sus oscuros y profundos ojos allá a donde vaya y que esa certeza es la que me impulsa a seguirle amanso.
Por favor, no olvides decirle que sus dorados cabellos son lo único que he anhelado cada noche para perderme en sus infinitos giros, y que su regazo es lo único que me ha concedido paz desde que descansé en él mi cabeza por vez primera.
No olvideis tampoco recordarle que la palidez de su piel es como la Luna en medio de un negro cielo, que alumbra mis noches con el anhelo de sentir su aroma nuevamente.
Dile también que sus rojos labios son como fresas que crecen en los más bellos campos, y que sus rizos se mecen como el trigo al atardecer.
Dile que deseo que sus delicadas manos me guíen en la oscuridad que tendré que recorrer en poco tiempo y que su gracioso andar preceda mis pasos en este próximo tormento. Dile que su melodiosa voz es como el canto de los ríos y los árboles y que su sonrisa opaca hasta al más blanco clavel.
Dile tambien, por favor, ¡Os lo ruego! Que suide su alma, porque es mi tesoro más preciado, que no se adelante a la muerte, pues parece perseguirnos; y si bien parto aquí, esta noche yo, en el campo de batalla; no debe ella seguir los rastros de sangre que ha dejado aquella lanza.
Dile a mi hermosa Lucrecia que mi espada es suya, y también lo es mi corazón. Dile a mi adorada hermana que a la hora de partir son sus besos y su voz los que calman mi dolor.

César.

lunes, 31 de agosto de 2009

Vida



Ansiaba, deseaba, añoraba, esperaba, juraba, daba todo, buscaba, peleaba... Y estaba viva.
Sonreía, amaba, volaba, soñaba, quería, dormía, despertaba, me golpeaba, me sanaba, tomaba su mano, la soltaba de nuevo, suspiraba, lloraba... Aún estaba viva.

Se enciende la música, se afana el artista, estalla la estridencia, parpadean las luces, se apaga el sol, se esconde la Luna... Y me vuelvo pequeña.
Comienzan las risas, se vicia el ambiente, se malgastan los abrazos, estallan los tambores, resuena un acorde incesante y repetitivo, se quiebra una copa... Cada vez más pequeña.
Se nublan los sentidos, deja de escucharse el bosque, atacan las palabras, hieren las miradas, mienten los labios, huyen las almas, se pierde la esperanza, invade el cansancio, comienza la cuenta regresiva... Y soy invisible.

La cabeza quiere estallar, aprisiona el no saber que hacer, se apodera la desesperanza, se recorren caminos del pasado, corren las lágrimas, llega la certeza de que sólo algunas cosas valen la pena... Y se apaga la luz, el mundo queda mudo, deja de soplar el viento, llega la completa calma.
Surge de nuevo una sonrisa real y sincera.
Ilumina un rayo de Luna el sendero.
Guía de nuevo el sol al viajero.
Y estoy viva de nuevo.

sábado, 29 de agosto de 2009

Encierro


Se desliza lentamente en el silencio, en la oscuridad, en el augurio del inminente final.
El temor se apropia de todos sus sentidos al escuchar aproximarse su verdugo, tan poco imparcial, tan llevado por el cegador amor, tan demente como el que se sabe con el control.
La risa que tantas veces había soltado en la protectora duda, en la fuerte inexistencia, se ahogó en el momento exacto en el que aquel mensajero de la consoladora muerte posó los ojos en su culpable y suplicante expresión.

Algo cambió en el olor de su encierro, era esa escencia repulsiva, que le causaba aversión, odio, envidia; esa escencia por la cual estaba allí, temiendo más al papel que al filo de las tijeras. Sí, era culpa de esa escencia ¿O era su propia culpa? ¡No! Su cabeza se estaba nublando por el sufrimiento padecido. No podía dudar sólo porque la blancura de aquel perfume alumbrara la estancia.
Como un animal se retorció en sus ataduras, chillaba, babeaba, quería alimentarse de la tierna carne que tanto había mancillado ya con su pluma.
-No ha cambiado -. La voz firme de su verdugo.
-No...
Se lanzó sobre la voz que a pesar de todo, expresaba compasión. Sus cadenas le detuvieron.

Se han ido nuevamente, la voz de la detestable figura aún retumba en las paredes de su celda... Se han ido y aún no han tenido la piedad para asesinarle.

Pluma y tinta


Rasga mi alma, cual cuchilla mal afilada, la pluma del ignorante trasgo. Tan torpe y tan tosco araña el pergamino con sus infantiles garabatos que a pesar de saberlo impedido tal vez mental, tal vez sentimental, deja huella en los rincones más vulnerables de mi mente.
Derrama la tinta y vomita palabras, como un loro o un niño falto de razonamiento, llevado por por sus caprichos y por su innata necesidad de ver el sufrimiento.

Mancha el pergamino y quiebra el tintero en su frenesí de creerse digno de interés, y el viento le ayuda a destrozar aún más su propia obra, llevando la tinta a cada rincón aún no profanado.
¡Cuanto daño puede hacer una pluma mal utilizada! ¿O tal vez usada de forma correcta lo logre mejor?
No importa. Las tijeras rasgan las palabras bruscas del trasgo infantil y eso es lo único que quedará cuando la vela, a gracia del mismo viento antes su amigo, consuma hasta la última de sus necedades-

viernes, 21 de agosto de 2009

Un poco aún



Flotan a la deriva, como almas vacías,
los sueños rotos, cortos, tontos, locos tan pocos,
abandonados, olvidados, eternamente añorados.

Se desvanece en mi alma la sonrisa de antaño,
vira el camino al pasar de los años.
La mirada paciente del cielo nublado,
no alcanza a borrar el dolor del pasado.

No sigue el alma despierta para ver otro llanto,
no sigue el corazón palpitando para ser olvidado,
no sigue el sueño presente, oculto en el canto,
para presenciar la muerte del desesperado.

La mano gélida de la esperanza perdida
guía el camino del melancólico poeta,
cuya voz por azar ha quedado disuelta
en el poco de calma del alma desierta.

Y grita con fuerza, con pasión en inocencia,
pero se sigue perdiendo en la queda inconciencia.
¡Rompe tus cadenas! ¡Derriba tu prisión!
Haz lo que debas ¡Que no desfallezca tu corazón!

Flotan a la deriva, como almas vacías,
los sueños rotos, cortos, tontos, locos tan pocos,
abandonados, olvidados, eternamente añorados.

Una esperanza


Sonríen al bosque las hadas,
danza en el viento la calma,
espera paciente su alma
el golpe final de la espada.

Quiere una bruja volar,
quiere una bruja soñar,
quiere una bruja reir,
quiere una bruja amar.

Quiere la magia correr,
quiere la magia salir.
Quieren los bosque de anís
sonreir a la flor de alhelí.

Bulle la sangre en las venas,
tiembla el lobo perdido.
Sueñan las alas ajenas,
palpita el corazón herido.

Sonríe esta noche de invierno,
abriga tu frío en mi hogar.
Olvida un momento tu infierno,
deja volar tu pensar.

domingo, 16 de agosto de 2009

21 de Octubre


La galería está vacía casi todo el fin de semana. Es como si al llegar la noche del viernes toda la humanidad perdiera su cultura, y al alumbrar el sol del lunes, regresara el cerebro a trabajar.
Aquella obra maestra frente a mi se lleva muy bien con los colores de la noche de sábado.
Espero pacientemente a que él deje los papeles y me abra la puerta. Dentro, todo está más cálido que en la soledad de la calle.
El hermoso paisaje con un lago helado salta a la vista en medio de las otras más simples y mal realizadas obras.
-Me tomó un mes entero.
Afirmó el artista y yo lo elogié, me agradeció con una sonrisa e invitándome a algo de beber.
Mientras bebía mi café me dejé ir por un momento para recordar el hermoso lago de hielo.
-No te tomó un mes.
-¿Cómo dices? -Me preguntó él, dejando de lado la charla que llevábamos.
-Digo que no te tomó un mes.
Él sonrió.
-He de suponérmelo. Por supuesto que no me tomó un mes. Me tomó al rededor de diez años.
Asentí y reanudé con mi café.

Me pregunto que habría sucedido si él se hubiese rendido como casi todos cuando le dijeron que no tenía talento. Me pregunto que habría sucedido si al primer signo de dolor por su arte lo hubiese dejado de lado. Me pregunto que habría sucedido si hubiese actuado como un ser humano común.

Por fortuna, él no es así. Le sonreí.

20 de Octubre


Es el momento en el que el malestar se apodera de mi ser.
A veces no basta la mirada indiferente o el sentimiento profundo. Mi parte completa y extrañamente humana necesita también existir.
La sangre se derrama, gota a gota. Todo es color escarlata, brilla con profundidad, el trasfondo de una esperanza se mezcla con las lágrimas, va a parar a mis pies.
Sangre y lágrimas, escapándose de mi en este extraño y acogedor otoño.
El mareo regresa y la música corre en mi interior al compás del gotear de mi herida.
Unos labios suaves que huelen a café se posan en mi mejilla y me envuelven sus brazos. Regresa la sangre al lugar de donde jamás debió brotar, se seca la sal de las lágrimas. Trato de percibir todo con mi alma.

¿Cuántos zombies humanos son capaces de dar tanto y tan profundo significado a un simple abrazo? No ven más allá de lo obvio. Se siente tan bien conocerle a través de sus pupilas, sus sonrisas escondidas, sus mentiras que son verdades difusas, y su desesperación como su tranquilidad.

Todos se han ido, sólo él regresó. Pude verle soñando.

miércoles, 12 de agosto de 2009

El Circo

El Circo


Era uno de esos circos ambulantes, que visitaban diferentes lugares. No era muy grande y tampoco el mejor, pero cada una de sus partes se esforzaba en lo que hacía.

En el circo había dos payasos, que siempre llevaban sus trajes de colores y su maquillaje blanco y rojo. Había también un mimo, nadie lo había escuchado hablar jamás. Estaba también el domador de leones, un hombre de mediana estatura y complexión fuerte, siempre activo y de fuerte presencia. No podía faltar tampoco, un mago, un hombr enigmático, de frases complejas y sentido profundo, delgado, alto, pálido, y de mirada profunda. El dueño del circo era un hombre bajito, rechoncho y avaro.
Y por último, estaba la atracción principal del circo, las dos acróbatas. Ambas se entendían a la perfección en la cuerda floja y en los saltos mortales, ambas tan diferentes pero tan complementarias. Una era bajita, delgada, de cabello corto y castaño, sonrisa perfecta y ojos claros. La otra, más alta, delgada también, de cabello más largo y más claro, que llevaba trenzado casi todo el tiempo, sonrisa infantil y ojos tan enigmáticos como oscuros. Eran tan pálidas y de labios tan rojos que parecían danzar como rayos de Luna en la oscuridad.
Pero esto era sólo en escena.
La pequeña era callada, tímida, y detestaba a la otra. ¿Por qué? No tenía razón alguna.
La otra reía constantemente, pero jamás se sentía feliz por completo, y detestaba a la más pequeña por la misma razón que esta la detestaba a ella. Ninguna en particular.

Uno de los payasos estaba enamorado de Margaret, la pequeña, pero Margaret sólo quería para sí al mago. Y el mago estaba enamorado de Rosa, la otra acróbata. Pero su amor era extraño y enigmático, como todo en él. Y Rosa no le respondía nada porque el domador también clamaba su amor por ella, y lo hacía a los cuatro vientos. Le llevaba flores, rosas, como su nombre, y le compraba caramelos, y la hacía reir. Pero Rosa también callaba ante esto, no podía amar a ninguno, en aquel instante sólo tenía un objetivo.
Margaret quería asesinar a Rosa, y la única manera en la que Rosa podría vivir, sería asesinarla primero.

Margaret se asomó a la puerta de la tienda en la que dormía. Fuera estaba Rosa, sentada junto al mago, abservaban la Luna, y Margaret veía como se movía la boca del mago, diciendo algo, pero no lograba escucharlos.
Cerró la puerta cuando entró, no soportaba más la imagen, esa noche no pudo más. La siguiente presentación sería el día en que Rosa se marchitaría, no habría más cálidas sonrisas, ni cantos hermosos. No habría ya un mago para ella, sería el mago para Margaret.

Alguien más observaba la escena desde lejos, y tampoco podía soportarlo. Oculto en la sombra, el domador les dió la espalda y marchó hacia la jaula del león.

Rosa apoyó su cabeza en el hombro del mago, y este se quedó en silencio ante la belleza tan pura que Rosa reflejaba.
Pero más allá, pudo ver también como el domador se alejaba pesadamente. Ya estaba harto de verlo junto a Rosa, amarla si ella duaba, ya no tenía sentido. Pero ya no sería más así, y se regocijaba con la perspectiva del mañana, jamás tendría que soportarlo de nuevo.
Rosa respiraba tranquilamente y se regocijaba también en su interior por el futuro que le aguardaba, sin Margaret estorbando.
Este pensamiento se difuminó con la calidez del abrazo del mago, y finalmente se quedó dormida.

El periódico del día siguiente llevaba la primera plana más terrible que jamás se hubiera visto en la región.
Rezaba así:
"Muerte múltiple en el circo" Y el título estaba acompañado de grotescas imágenes de cuerpos sin vida y ensangrentados.
Los pies de foto eran cortos y terribles.
"Acróbata cae desde una gran altura cuando su compañera no logra alcanzar a tomarla de las manos, pierde la vida debido a una fractura en la columna. Rosa será recordada en su último vuelo."
"Margaret, acróbata compañera de Rosa, sufre una intoxicación por envenenamiento y muere entre convulsiones y gritos. Se están llevando a cabo las prudentes investigaciones."
"Mago es descuartizado por un león que escapó de una de las jaulas del domador, cuyo cuarpo fué encontrado en esa misma jaula con múltiples cuchilladas y una daga clavada en su pecho."
"Payaso suicida muere en el fondo del río junto a su compañero, también payaso, que parece haber tratado de salvarlo. Ambos cuerpos se encontraron fijados al fondo del río por rocas y cadenas."

La historia es narrada por un mimo.

Continuación

25 de Septiembre

No he visto su rostro desde hace días. Se derrite la menta en el cielo y se transforma en algo cada vez más helado que me llena el cuerpo.
Si continúo así, voy a desangrarme; y no quiero que suceda, porque el hospital huele a pintura fresca y a sábanas blancas. No quiero porque el hospital siempre está en silencio, porque sus pasillos son blancos. Porque no hay ni un sólo blues ni un sólo tango, porque la indiferencia camina por los pasillos con guantes de látex.

Los seres humanos son extraños. Niegan una sonrisa porque les encanta que los vean desangrarse poco a poco, pero luego se quejan del olor a pintura fresca y sábanas blancas, luego se quejan del silencio, de la blancura y la indiferencia que lleva guantes de látex y calmantes para cobardes.

Se acerca el invierno.


1 de Octubre

Se ven borrosos los colores. Se confunde el verde con el azul, la montaña con el firmamento. El vapor va a danzar con las nubes, el traqueteo hace compás con los murmullos. Se empaña mi vista cuando me acerco demasiado al cristal de la ventana. Es divertido dejar allí mensajes con mi aliento y mi piel.
El frío hace que su olor a café se acerque más a mi y me olvide por un momento del sabor a gomas dulces.
Caigo en sus brazos y todo se acelera. Las nubes danzan con frenetismo, el vapor sube y el sol cae, el naranja reemplaza al azul, el amarillo difumina el blanco, el bosque se convierte en mar, el traqueteo y los murmullos se unen en un ruido sordo. El café se mezcla con el chocolate, y la menta, y la goma de dulce.

Los demás pasajeros admiraron el atardecer, pero continuaron en sus charlas comunes.
Cayó la noche y yo seguía entre sus brazos. La Luna se alzó en el cielo, redonda y argéntea. Los demás pasajeros observaron como nos bañaba un rayo de plata, algunos lo obviaron, otros se conmovieron, mero sentido artístico... Pero ninguno de aquellos seres tiene la idea del torbellino de colores, olores, figuras, ¡...Sentires...!
Seres de piedra.

Los viajes en tren son hermosos.


12 de Octubre

Las gotas de lluvia se deslizan por la verntana, el frío me hace temblar y siento la necesidad de encender la chimenea.
De nuevo, pegué el rostro a la ventana y me perdí en las gotas de lluvia que se deslizaban por los árboles y el frío cristal.
En aquel momento me habría venido bien un chocolate, pero con malvaviscos, que son equivalentes -al menos para mi-, a las gomas de dulce en clima frío.

Una niña estaba de pie en medio de la lluvia, no llevaba paraguas, estaba bajo un árbol que no la cubría, su ropa estaba empapada pero parecía no importarle, sólo estaba allí, de pie, con la mirada perdida y su cabello sobre su rostro.
No vi de donde, un niño pequeño se acercó a ella y le ofreció su camisa, que ya estaba mojada por la lluvia. Ella rió con timidez y la puso sobre su cabeza. Él la tomó de la mano y ambos corrieron, riendo, a resguardarse de la incesante llovizna.
Me quedé como perdida, con la mirada fija en el lugar que los chicos habían abandonado.

¿Por qué los seres humanos dejan atrás tan perfecta inocencia y tan pura alegría? ¿Cuál es la necesidad de crecer y adentrarse en un mundo tan gris como las nubes borrascosas?
Al hacer eso, los humanos sólo alcanzan lo mismo que las nubes... Lloran hasta deshacerse.


16 de Octubre

La risa fué incontrolable. No sólo eso, sino contagiosa.
Como sombras, nos movíamos con presición, pero como en sueños. En ocasiones, dejábamos de vernos, como si no estuviéramos allí, pero nuestra risa nos delataba.
El cansancio hizo que el sol se escondiera poco a poco y que el olor a café volviera a adormecer mi "realidad".
Pero en aquella ocasión hubo algo distinto, algo que no había percibido antes. Aquel olor a café se apoderó de todo mis sentidos. Aquella cercanía me hizo temblar. Era tan irracional, pero con tanta profundidad, tan tranquilo...
Las sombras crecían mientras los granos de arena caían poco a poco. ¿Todavía estaba viva?
Pensaba en la imposibilidad, y era hermosa.

Todos abandonan tan fácil sus sueños, los olvidan, los vuelven tan simples, tan insípidos... ¿Por qué no vuela la humanidad?
Incluso con la imposibilidad, el sueño era hermoso.

Su sonrisa y la Luna, su sonrisa y el viento, su sonrisa y el olor a café.

Tinta con vida

Map