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*..*Las imágenes que uso las he tomado de Deviantart. Muchísimas gracias a los respectivos artistas.*..*

"Como todos los soñadores, confundí el desencanto con la verdad".
~Jean Paul Sartre.

lunes, 31 de agosto de 2009

Vida



Ansiaba, deseaba, añoraba, esperaba, juraba, daba todo, buscaba, peleaba... Y estaba viva.
Sonreía, amaba, volaba, soñaba, quería, dormía, despertaba, me golpeaba, me sanaba, tomaba su mano, la soltaba de nuevo, suspiraba, lloraba... Aún estaba viva.

Se enciende la música, se afana el artista, estalla la estridencia, parpadean las luces, se apaga el sol, se esconde la Luna... Y me vuelvo pequeña.
Comienzan las risas, se vicia el ambiente, se malgastan los abrazos, estallan los tambores, resuena un acorde incesante y repetitivo, se quiebra una copa... Cada vez más pequeña.
Se nublan los sentidos, deja de escucharse el bosque, atacan las palabras, hieren las miradas, mienten los labios, huyen las almas, se pierde la esperanza, invade el cansancio, comienza la cuenta regresiva... Y soy invisible.

La cabeza quiere estallar, aprisiona el no saber que hacer, se apodera la desesperanza, se recorren caminos del pasado, corren las lágrimas, llega la certeza de que sólo algunas cosas valen la pena... Y se apaga la luz, el mundo queda mudo, deja de soplar el viento, llega la completa calma.
Surge de nuevo una sonrisa real y sincera.
Ilumina un rayo de Luna el sendero.
Guía de nuevo el sol al viajero.
Y estoy viva de nuevo.

sábado, 29 de agosto de 2009

Encierro


Se desliza lentamente en el silencio, en la oscuridad, en el augurio del inminente final.
El temor se apropia de todos sus sentidos al escuchar aproximarse su verdugo, tan poco imparcial, tan llevado por el cegador amor, tan demente como el que se sabe con el control.
La risa que tantas veces había soltado en la protectora duda, en la fuerte inexistencia, se ahogó en el momento exacto en el que aquel mensajero de la consoladora muerte posó los ojos en su culpable y suplicante expresión.

Algo cambió en el olor de su encierro, era esa escencia repulsiva, que le causaba aversión, odio, envidia; esa escencia por la cual estaba allí, temiendo más al papel que al filo de las tijeras. Sí, era culpa de esa escencia ¿O era su propia culpa? ¡No! Su cabeza se estaba nublando por el sufrimiento padecido. No podía dudar sólo porque la blancura de aquel perfume alumbrara la estancia.
Como un animal se retorció en sus ataduras, chillaba, babeaba, quería alimentarse de la tierna carne que tanto había mancillado ya con su pluma.
-No ha cambiado -. La voz firme de su verdugo.
-No...
Se lanzó sobre la voz que a pesar de todo, expresaba compasión. Sus cadenas le detuvieron.

Se han ido nuevamente, la voz de la detestable figura aún retumba en las paredes de su celda... Se han ido y aún no han tenido la piedad para asesinarle.

Pluma y tinta


Rasga mi alma, cual cuchilla mal afilada, la pluma del ignorante trasgo. Tan torpe y tan tosco araña el pergamino con sus infantiles garabatos que a pesar de saberlo impedido tal vez mental, tal vez sentimental, deja huella en los rincones más vulnerables de mi mente.
Derrama la tinta y vomita palabras, como un loro o un niño falto de razonamiento, llevado por por sus caprichos y por su innata necesidad de ver el sufrimiento.

Mancha el pergamino y quiebra el tintero en su frenesí de creerse digno de interés, y el viento le ayuda a destrozar aún más su propia obra, llevando la tinta a cada rincón aún no profanado.
¡Cuanto daño puede hacer una pluma mal utilizada! ¿O tal vez usada de forma correcta lo logre mejor?
No importa. Las tijeras rasgan las palabras bruscas del trasgo infantil y eso es lo único que quedará cuando la vela, a gracia del mismo viento antes su amigo, consuma hasta la última de sus necedades-

viernes, 21 de agosto de 2009

Un poco aún



Flotan a la deriva, como almas vacías,
los sueños rotos, cortos, tontos, locos tan pocos,
abandonados, olvidados, eternamente añorados.

Se desvanece en mi alma la sonrisa de antaño,
vira el camino al pasar de los años.
La mirada paciente del cielo nublado,
no alcanza a borrar el dolor del pasado.

No sigue el alma despierta para ver otro llanto,
no sigue el corazón palpitando para ser olvidado,
no sigue el sueño presente, oculto en el canto,
para presenciar la muerte del desesperado.

La mano gélida de la esperanza perdida
guía el camino del melancólico poeta,
cuya voz por azar ha quedado disuelta
en el poco de calma del alma desierta.

Y grita con fuerza, con pasión en inocencia,
pero se sigue perdiendo en la queda inconciencia.
¡Rompe tus cadenas! ¡Derriba tu prisión!
Haz lo que debas ¡Que no desfallezca tu corazón!

Flotan a la deriva, como almas vacías,
los sueños rotos, cortos, tontos, locos tan pocos,
abandonados, olvidados, eternamente añorados.

Una esperanza


Sonríen al bosque las hadas,
danza en el viento la calma,
espera paciente su alma
el golpe final de la espada.

Quiere una bruja volar,
quiere una bruja soñar,
quiere una bruja reir,
quiere una bruja amar.

Quiere la magia correr,
quiere la magia salir.
Quieren los bosque de anís
sonreir a la flor de alhelí.

Bulle la sangre en las venas,
tiembla el lobo perdido.
Sueñan las alas ajenas,
palpita el corazón herido.

Sonríe esta noche de invierno,
abriga tu frío en mi hogar.
Olvida un momento tu infierno,
deja volar tu pensar.

domingo, 16 de agosto de 2009

21 de Octubre


La galería está vacía casi todo el fin de semana. Es como si al llegar la noche del viernes toda la humanidad perdiera su cultura, y al alumbrar el sol del lunes, regresara el cerebro a trabajar.
Aquella obra maestra frente a mi se lleva muy bien con los colores de la noche de sábado.
Espero pacientemente a que él deje los papeles y me abra la puerta. Dentro, todo está más cálido que en la soledad de la calle.
El hermoso paisaje con un lago helado salta a la vista en medio de las otras más simples y mal realizadas obras.
-Me tomó un mes entero.
Afirmó el artista y yo lo elogié, me agradeció con una sonrisa e invitándome a algo de beber.
Mientras bebía mi café me dejé ir por un momento para recordar el hermoso lago de hielo.
-No te tomó un mes.
-¿Cómo dices? -Me preguntó él, dejando de lado la charla que llevábamos.
-Digo que no te tomó un mes.
Él sonrió.
-He de suponérmelo. Por supuesto que no me tomó un mes. Me tomó al rededor de diez años.
Asentí y reanudé con mi café.

Me pregunto que habría sucedido si él se hubiese rendido como casi todos cuando le dijeron que no tenía talento. Me pregunto que habría sucedido si al primer signo de dolor por su arte lo hubiese dejado de lado. Me pregunto que habría sucedido si hubiese actuado como un ser humano común.

Por fortuna, él no es así. Le sonreí.

20 de Octubre


Es el momento en el que el malestar se apodera de mi ser.
A veces no basta la mirada indiferente o el sentimiento profundo. Mi parte completa y extrañamente humana necesita también existir.
La sangre se derrama, gota a gota. Todo es color escarlata, brilla con profundidad, el trasfondo de una esperanza se mezcla con las lágrimas, va a parar a mis pies.
Sangre y lágrimas, escapándose de mi en este extraño y acogedor otoño.
El mareo regresa y la música corre en mi interior al compás del gotear de mi herida.
Unos labios suaves que huelen a café se posan en mi mejilla y me envuelven sus brazos. Regresa la sangre al lugar de donde jamás debió brotar, se seca la sal de las lágrimas. Trato de percibir todo con mi alma.

¿Cuántos zombies humanos son capaces de dar tanto y tan profundo significado a un simple abrazo? No ven más allá de lo obvio. Se siente tan bien conocerle a través de sus pupilas, sus sonrisas escondidas, sus mentiras que son verdades difusas, y su desesperación como su tranquilidad.

Todos se han ido, sólo él regresó. Pude verle soñando.

miércoles, 12 de agosto de 2009

El Circo

El Circo


Era uno de esos circos ambulantes, que visitaban diferentes lugares. No era muy grande y tampoco el mejor, pero cada una de sus partes se esforzaba en lo que hacía.

En el circo había dos payasos, que siempre llevaban sus trajes de colores y su maquillaje blanco y rojo. Había también un mimo, nadie lo había escuchado hablar jamás. Estaba también el domador de leones, un hombre de mediana estatura y complexión fuerte, siempre activo y de fuerte presencia. No podía faltar tampoco, un mago, un hombr enigmático, de frases complejas y sentido profundo, delgado, alto, pálido, y de mirada profunda. El dueño del circo era un hombre bajito, rechoncho y avaro.
Y por último, estaba la atracción principal del circo, las dos acróbatas. Ambas se entendían a la perfección en la cuerda floja y en los saltos mortales, ambas tan diferentes pero tan complementarias. Una era bajita, delgada, de cabello corto y castaño, sonrisa perfecta y ojos claros. La otra, más alta, delgada también, de cabello más largo y más claro, que llevaba trenzado casi todo el tiempo, sonrisa infantil y ojos tan enigmáticos como oscuros. Eran tan pálidas y de labios tan rojos que parecían danzar como rayos de Luna en la oscuridad.
Pero esto era sólo en escena.
La pequeña era callada, tímida, y detestaba a la otra. ¿Por qué? No tenía razón alguna.
La otra reía constantemente, pero jamás se sentía feliz por completo, y detestaba a la más pequeña por la misma razón que esta la detestaba a ella. Ninguna en particular.

Uno de los payasos estaba enamorado de Margaret, la pequeña, pero Margaret sólo quería para sí al mago. Y el mago estaba enamorado de Rosa, la otra acróbata. Pero su amor era extraño y enigmático, como todo en él. Y Rosa no le respondía nada porque el domador también clamaba su amor por ella, y lo hacía a los cuatro vientos. Le llevaba flores, rosas, como su nombre, y le compraba caramelos, y la hacía reir. Pero Rosa también callaba ante esto, no podía amar a ninguno, en aquel instante sólo tenía un objetivo.
Margaret quería asesinar a Rosa, y la única manera en la que Rosa podría vivir, sería asesinarla primero.

Margaret se asomó a la puerta de la tienda en la que dormía. Fuera estaba Rosa, sentada junto al mago, abservaban la Luna, y Margaret veía como se movía la boca del mago, diciendo algo, pero no lograba escucharlos.
Cerró la puerta cuando entró, no soportaba más la imagen, esa noche no pudo más. La siguiente presentación sería el día en que Rosa se marchitaría, no habría más cálidas sonrisas, ni cantos hermosos. No habría ya un mago para ella, sería el mago para Margaret.

Alguien más observaba la escena desde lejos, y tampoco podía soportarlo. Oculto en la sombra, el domador les dió la espalda y marchó hacia la jaula del león.

Rosa apoyó su cabeza en el hombro del mago, y este se quedó en silencio ante la belleza tan pura que Rosa reflejaba.
Pero más allá, pudo ver también como el domador se alejaba pesadamente. Ya estaba harto de verlo junto a Rosa, amarla si ella duaba, ya no tenía sentido. Pero ya no sería más así, y se regocijaba con la perspectiva del mañana, jamás tendría que soportarlo de nuevo.
Rosa respiraba tranquilamente y se regocijaba también en su interior por el futuro que le aguardaba, sin Margaret estorbando.
Este pensamiento se difuminó con la calidez del abrazo del mago, y finalmente se quedó dormida.

El periódico del día siguiente llevaba la primera plana más terrible que jamás se hubiera visto en la región.
Rezaba así:
"Muerte múltiple en el circo" Y el título estaba acompañado de grotescas imágenes de cuerpos sin vida y ensangrentados.
Los pies de foto eran cortos y terribles.
"Acróbata cae desde una gran altura cuando su compañera no logra alcanzar a tomarla de las manos, pierde la vida debido a una fractura en la columna. Rosa será recordada en su último vuelo."
"Margaret, acróbata compañera de Rosa, sufre una intoxicación por envenenamiento y muere entre convulsiones y gritos. Se están llevando a cabo las prudentes investigaciones."
"Mago es descuartizado por un león que escapó de una de las jaulas del domador, cuyo cuarpo fué encontrado en esa misma jaula con múltiples cuchilladas y una daga clavada en su pecho."
"Payaso suicida muere en el fondo del río junto a su compañero, también payaso, que parece haber tratado de salvarlo. Ambos cuerpos se encontraron fijados al fondo del río por rocas y cadenas."

La historia es narrada por un mimo.

Continuación

25 de Septiembre

No he visto su rostro desde hace días. Se derrite la menta en el cielo y se transforma en algo cada vez más helado que me llena el cuerpo.
Si continúo así, voy a desangrarme; y no quiero que suceda, porque el hospital huele a pintura fresca y a sábanas blancas. No quiero porque el hospital siempre está en silencio, porque sus pasillos son blancos. Porque no hay ni un sólo blues ni un sólo tango, porque la indiferencia camina por los pasillos con guantes de látex.

Los seres humanos son extraños. Niegan una sonrisa porque les encanta que los vean desangrarse poco a poco, pero luego se quejan del olor a pintura fresca y sábanas blancas, luego se quejan del silencio, de la blancura y la indiferencia que lleva guantes de látex y calmantes para cobardes.

Se acerca el invierno.


1 de Octubre

Se ven borrosos los colores. Se confunde el verde con el azul, la montaña con el firmamento. El vapor va a danzar con las nubes, el traqueteo hace compás con los murmullos. Se empaña mi vista cuando me acerco demasiado al cristal de la ventana. Es divertido dejar allí mensajes con mi aliento y mi piel.
El frío hace que su olor a café se acerque más a mi y me olvide por un momento del sabor a gomas dulces.
Caigo en sus brazos y todo se acelera. Las nubes danzan con frenetismo, el vapor sube y el sol cae, el naranja reemplaza al azul, el amarillo difumina el blanco, el bosque se convierte en mar, el traqueteo y los murmullos se unen en un ruido sordo. El café se mezcla con el chocolate, y la menta, y la goma de dulce.

Los demás pasajeros admiraron el atardecer, pero continuaron en sus charlas comunes.
Cayó la noche y yo seguía entre sus brazos. La Luna se alzó en el cielo, redonda y argéntea. Los demás pasajeros observaron como nos bañaba un rayo de plata, algunos lo obviaron, otros se conmovieron, mero sentido artístico... Pero ninguno de aquellos seres tiene la idea del torbellino de colores, olores, figuras, ¡...Sentires...!
Seres de piedra.

Los viajes en tren son hermosos.


12 de Octubre

Las gotas de lluvia se deslizan por la verntana, el frío me hace temblar y siento la necesidad de encender la chimenea.
De nuevo, pegué el rostro a la ventana y me perdí en las gotas de lluvia que se deslizaban por los árboles y el frío cristal.
En aquel momento me habría venido bien un chocolate, pero con malvaviscos, que son equivalentes -al menos para mi-, a las gomas de dulce en clima frío.

Una niña estaba de pie en medio de la lluvia, no llevaba paraguas, estaba bajo un árbol que no la cubría, su ropa estaba empapada pero parecía no importarle, sólo estaba allí, de pie, con la mirada perdida y su cabello sobre su rostro.
No vi de donde, un niño pequeño se acercó a ella y le ofreció su camisa, que ya estaba mojada por la lluvia. Ella rió con timidez y la puso sobre su cabeza. Él la tomó de la mano y ambos corrieron, riendo, a resguardarse de la incesante llovizna.
Me quedé como perdida, con la mirada fija en el lugar que los chicos habían abandonado.

¿Por qué los seres humanos dejan atrás tan perfecta inocencia y tan pura alegría? ¿Cuál es la necesidad de crecer y adentrarse en un mundo tan gris como las nubes borrascosas?
Al hacer eso, los humanos sólo alcanzan lo mismo que las nubes... Lloran hasta deshacerse.


16 de Octubre

La risa fué incontrolable. No sólo eso, sino contagiosa.
Como sombras, nos movíamos con presición, pero como en sueños. En ocasiones, dejábamos de vernos, como si no estuviéramos allí, pero nuestra risa nos delataba.
El cansancio hizo que el sol se escondiera poco a poco y que el olor a café volviera a adormecer mi "realidad".
Pero en aquella ocasión hubo algo distinto, algo que no había percibido antes. Aquel olor a café se apoderó de todo mis sentidos. Aquella cercanía me hizo temblar. Era tan irracional, pero con tanta profundidad, tan tranquilo...
Las sombras crecían mientras los granos de arena caían poco a poco. ¿Todavía estaba viva?
Pensaba en la imposibilidad, y era hermosa.

Todos abandonan tan fácil sus sueños, los olvidan, los vuelven tan simples, tan insípidos... ¿Por qué no vuela la humanidad?
Incluso con la imposibilidad, el sueño era hermoso.

Su sonrisa y la Luna, su sonrisa y el viento, su sonrisa y el olor a café.

domingo, 2 de agosto de 2009

Agosto


Comienza agosto... Comienza agosto...

El 1 de agosto, en mi cama abrió los ojos alguien que había abandonado su escudo durante la noche. ¿Qué me pasó mientras dormía?
Revivieron en mi pedazos de mi pasado.
Lamento no haber podido ver a los silleteritos, recuerdo el año anterior, junto a un árbol, cerca de la EPA, comiendo helado, risas, un regaño, pero risas, un abrazo, más risas, felicidad... Y este año, cuando pasé por allí... Sólo quedaba la suciedad después de una fiesta. Todas las personas en bonitos trajes de colores estaban tiradas en el suelo, sin bailar, cansadas, todo había terminado.
Y ahí, ahí comprendí que aún tengo 4 años.
Quise estar en los hombros de mi papá, viendo todo por encima de la multitud, sosteniendo un algodón de azúcar y una bolsa de agua. Quise reirme estrepitosamente de las cosquillas. Quise sentir que volaba mientras me alzaban sobre el mundo, para poder observar más lejos mientras señalaba las silletas de brillantes colores y hermosas flores. Quise que mi mamá me cubriera del sol y me compraraun helado. Quise dormirme escuchando una historia de hadas. Quise tirar bombas de agua a mis amigos. Quise rayar las blancas paredes con crayolas de todos los colores y llenar de vinilo todo menos la hoja en la que se supone debía pintar. Quise mirar la Luna durante horas mientras mi mamá me cantaba. Quise jugar escondidijos y quemar la olla. Quise contar historias de terror y terminar escondida tras Juan Pablo. Quise mezclar todo lo que hay en la casa para hacer un jabón, que sólo sabrá el Coco si es tóxico, junto a Juan José. Quise resguardarme de la lluvia bajo un árbol de mangos. Quise ver el desfile lleno de flores y reir, sonreir.
Luego, me di cuenta que estaba sola, mirando una calle vacía, sucia. Pero, principalmente, supe que estaba sola, como una niña pequeña que no encuentra a sus padres.
Con este son 16 agostos... Algunos soleados, algunos grises. Cómo será este agosto? Si parece que soy una niña de nuevo... Cómo será este agosto?

Tinta con vida

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