Atención

..::¨::.. **¡¡¡COMENTA!!!** ..::¨::..

~~~¡Tus palabras y tu opinión también hacen parte del blog!~~~

*..*Las imágenes que uso las he tomado de Deviantart. Muchísimas gracias a los respectivos artistas.*..*

"Como todos los soñadores, confundí el desencanto con la verdad".
~Jean Paul Sartre.

miércoles, 21 de abril de 2010

Uno a ti




Sinuosa la sonrisa que diriges hacia el alma,
extraña la palabra que utilizas como espada.
Batallas incansable hasta que despunta el alba,
anhelando, esperanzado, el abrazo de tu amada.

Salaz es el deseo que te recorre mientras danza
trémula la dama que aviva tu esperanza.
Inocente es el sueño que conservas con fervor,
animado por el canto del radiante ruiseñor.

Niño de sonrisas extraviadas y oxidadas,
sé tus huellas en mis sueños, en el sempiterno anhelo.
Errante caballero que camina entre las hadas,
benditos son tus pasos, que han podido hollar su suelo.

Agazapado en los rincones de una mente desquiciada,
sientes el calor de la sangre derramada.

Tranquilo y expectante, en tu capa te rebujas,
imaginario de ideales en la mente de la bruja.
Amante la sonrisa que la Luna desdibuja, aunque
necia sé a la palabra que hoy de mi se fuga.

viernes, 16 de abril de 2010

Poeta muerto


Alto el vuelo que lleva el poeta de la clandestinidad,
nunca he visto a alguien con más deseo de soñar.
Girando entre la niebla que esconde la calamidad,
etéreas alas blancas que han tenido que aguardar.

Luces extraviadas en los rincones de tu mente,
unidas en el llanto de tu sonrisa inerte.
Serenas esperanzas del soñar demente,
añoran la calidez de un amor quizá más fuerte.

Necedad inevitable de tu corazón amable,
goza del silencio, de su inconsciente anhelo.
Efímera caricia que te sirve de consuelo,
la palabra irrefutable del poeta infatigable.

Ufano el proceder de tus pasos intranquilos,
sé que sueñan a perderse entre los brazos del olvido.

martes, 13 de abril de 2010

La Almohada


Este escrito va dirigido a ese hermanito mellizo al que realmente adoro con todo mi corazón... (No me gusta verme tan lejos de ti, hermanito hermoso...)
No es lo mejor que he escrito ni de lejos... Pero él va a entenderme... (¿Verdad que sí?) Es uno de esos momentos de inevitable melancolía. Y quiero hacerle saber que me importa por encima de cualquier edificio que él pueda imaginar y lo quiero tanto que ese sentimiento no cabe en ninguna de las catedrales que él tanto adora.

Sobre como está escrito o redactado o la idea... Realmente eso me tiene un poco sin cuidado. Hay escritos que me gusta dejar tal y como salieron en el momento, aunque fueran atropelladamente, por pura fidelidad al sentimiento. Este es uno de esos.
Lo hago público porque me parece tierno, sé que a él le parecerá tierno... Sólo espero que tenga tiempo para leerlo.
Así que... Aquí está:


-No... No. A ver... Discúlpame, pero yo no me voy de aquí sin mi almohada.
-Esa almohada no se mueve de aquí.
Él se frotó los ojos, desesperado, y se cruzó de brazos para volver a enfrentar miradas con ella.
-Esa almohada es mí-a-. Puntualizó, separando la última palabra, como era su costumbre.
-¡Esta almohada pasó más tiempo en mi casa que en la tuya!
¿Cómo hacerle entender que sus razonamientos no iban a servir?
-Mirá... Las cosas son sencillas-. Él tenía todo perfectamente claro -Yo pagué por... Bueno, en aquel momento mi madre pagó por esa almohada y me la regaló a MÍ. Tú, sencillamente, jamás me la regresaste cuando te la presté.
Ella se aferró a la almohada como si su vida dependiera de ello y negó con la cabeza.
-Esta almohada se queda aquí y punto.
¿Cómo hacerla entender que estaba siendo completamente ilógica? No... Ella lo sabía perfectamente, había sido así siempre. Aunque se lo hiciera ver una vez más, de nada serviría.
-Bueno... Si a esas vamos... Nos vemos en la corte. La custodia de esa almohada es mía.
Ella se dio la vuelta al escucharlo y se encerró en su casa.

El juicio salió en los periódicos como si de un chiste se tratase. ¿Qué clase de locos iban a juicio por la custodia de una vulgar almohada?
El resultado era obvio desde que se habían enviado los papeles correspondientes: la custodia de la susodicha pertenecía a él, ella la retenía como si de un secuestro se tratase. El veredicto no se hizo esperar y mientras él alzaba su cabeza y sonreía, triunfante, ella salía sollozando del lugar. No quiso despedirse y él, al fin, tuvo que partir.

Años después, rebuscando en cajas viejas y muy lejos del lugar donde había pasado su infancia, encontró un recorte de periódico que jamás había leído. Databa del día del descabellado juicio por la custodia de una almohada cubierta con un horrible forro gris que generaba estática, sonaba espantoso cuando se frotaba contra algo y tenía su nombre escrito sobre él con tinta negra de Sharpie.
En el recorte, el periodista le preguntaba a la chica el porqué tanto enredo por la custodia de una fea, común y barata almohada gris. Ella, con toda la calma de la que disponía (que a decir verdad no era mucha) le había respondido: "Porque esta almohada fué suya. Y él va a marcharse, va a vivir y se va a olvidar de todo, con o sin almohada... Yo sólo quiero algo que me recuerde que fuimos hermanos..."

Él dejó caer el recorte dentro de la caja y se dirigió hacia el rincón donde tenía guardada y olvidada a la raíz de una separación silenciosa.
Llamó a su secretaria y canceló todas las citas que tenía ese día con los ejecutivos de su empresa y se marchó con un paquete.

Ella abrió la puerta al escuchar el timbre. Cargaba una niña pequeña de ojos cafés.
Frente a su puerta había una bolsa con una tarjeta escrita con una caligrafía que, aunque más estilizada, jamás olvidaría. Su nombre estaba escrito en ella. Dentro de la bolsa había una almohada gris, algo vieja y un papel que decía: "Aún soy tu herma'nito."
Ella cerró los ojos por un momento y le sonrió al hombre que estaba frente a ella por primera vez en 16 años.


Hermanito... Te adoro...
Mil gracias por los momentos que fueron años
y por los años que fueron momentos.
Un abrazo, como siempre, de esos que medio te incomodan,
y una sonrisa, de esas que medio te dan risa.
Mena.

Expresión semiaplacada


Hay alguien más tras mis párpados.
Estoy segura, es ella. Puedo verla a través del espejo.
No me deja sola; su voz es incesante y chillona.
Es histérica, no puede dejarme quieta.
Ella implora y mi razón la ignora... Pero no la aprisiona.

¡Se ve tan hermosa dormida! Es una niña tierna que viste de seda.
Tiene una piel hermosa, fría como el hielo que corta.
Duerme tranquila, atada con sus cadenas de plata,
hasta que llega la noche y, descarada, la desata.

¡Está viva! ¡Está consciente! Y oh... Dioses... Es más fuerte.

Sus ojos se desorbitan y su garganta grita
cuando entre sus manos escurre la sangre,
como río incesante.

¡Está suelta! ¡Está suelta!
¡Huye! ¡Corre! ¡No te dejes alcanzar!
¿No sientes sus ansias de asesinar?
¡La dejaron libre! ¿La he dejado libre?
¡Huye! ¡Corre! ¡No te dejes alcanzar!
¿No sientes mis ansias de asesinar?

jueves, 8 de abril de 2010

Expresión


¿Qué se esconde tras unas páginas manchadas?
¿Qué hay detrás del poema de amor, del poema suicida, del poema elegante y de las letras distantes?
¿Qué hay tras los ojos del escritos que imprime con su propia sangre las palabras sobre el papel?
¿Qué hay guardado en el corazón de la poetisa que escribe sobre dolor, muerte y desamor?
¿Qué se esconde en las noches cuando el músico se va a dormir y los acordes comienzan una melodía incesante que da vueltas y vueltas dentro de su cabeza?

El cinismo se despierta y el sentido común se acuesta.
La sed de algo más de tinta sobre el papel, que corra sobre su piel.
Las imágenes desbordadas, incontenibles y desatadas.
El temor de no ser quien usualmente se es, el temor de perder el camino otra vez.
La locura arrinconada ahora se abre paso a dentelladas.

¿Quieres vida? Ella te da muerte.
¿Quieres una sonrisa? Ella te regala lágrimas.
¿Quieres amor? Ella desborda pasión.
¿Tienes sed? Ella te regala sangre.

¿Quieres beber...?

Doceavo del tercer


Cuan bien estaría seguir en mi irrealidad,
soñando con una vida que no puedo alcanzar,
llenando de magia mi alma y tu andar,
rogando a los dioses encontrar mi verdad.

Me pregunto cuantas tardes han caído ya,
me pregunto cuantas noches se han sofocado,
cuantas lágrimas se han decantado,
cuantas mentiras no se han aclarado.

En el aire aún flotan temores y engaños,
en el aire aún flotan nuestros tristes años.
¿Tendremos la fuerza para ver el sol de nuevo?
¿Tendremos la fuerza para luchar contra el tiempo?

Tres pasos, se acaba el canto.
Tres horas, comienza el llanto.
Tres días, tu sonrisa fría.
Tres años y ya no sonreías.

La casa vacía, la cama helada,
el alma fría, la esperanza caducada.

Si toco tu puerta,
¿estará aún abierta la ventana?
Y si toco tu cama,
¿estará aún cálida tu almohada?

Vicio


¿Tenemos que estar ahí?
¿Tenemos que ser así?
¿Por el simple hecho de ser nosotros,
por el simple hecho de tener nuestros rostros?

Estamos condenados a seguir vagando,
por una vida seca y yerta.
Con un corazón que se va desgarrando,
por culpa de una ilusión muerta.

Y volvemos sobre nuestros pasos,
siempre dudando, esperando, callando.
Y volvemos sobre nuestras heridas,
porque disfrutamos de nuestra piel ardida.

Y nos regocijamos cuando miramos hacia atrás,
nos regocijamos cuando vemos el rastro incapaz,
la mentira audaz, la esperanza falaz y el silencio mordaz.

Nos sabemos muertos,
nos sabemos falsos,
nos sabemos inciertos...
Pero creemos ser santos.

¿Tenemos que estar ahí?
¿Tenemos que ser así?
Por el simple hecho de ser nosotros,
por el simple hecho de tener nuestros rostros.

Tinta con vida

Map