Y me desquicié, y se me cayó la última pared.
Se me vino abajo el mundo, no pude contener mi sed.
Me sacié con lágrimas,
destruí mi alma.
¿Alguien sabe lo peligroso que es sucumbir ante el pasado?
Todos formamos una cortina pesada que esconde nuestros más odiados recuerdos.
Todos construimos un velo que nos guarda de tan terribles anhelos.
¿Cuántas veces no forjamos sueños,
sin permiso del mundo y de sus demás dueños?
¿Cuántas veces no matamos esperanzas,
sin ponernos a pensar en las otras almas?
¡Que corra el río de sangre!
¡Que goce el mar de lágrimas!
¡Que venga el aliento de la muerte,
que se deslice por mi cuerpo inerte!
Me quedé esperando unas alas que nunca llegaron,
me quedé gritando a los sueños que se quebraron.
Me quedé perdida, me quedé dormida.
Me quedé sin voz y sin melodía,
me quedé riéndome de la ironía.
Hoy, sólo hoy, sólo una vez más,
quisiera correr el tiempo hacia atrás.
Si no es para estar por lo menos en tus brazos,
que sea hasta que no recuerde tus hermosos cantos.
Ahora que estoy loca y perdida entre las olas,
ahora que la soledad se adueña de mi andar...
Sólo una vez, sólo una vez más,
no me hagas marchar, déjame llorar.
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