Continuando

Para seguir con los poemas que encontré, aquí van otros dos.

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Esta es una de esas molestas tristezas con las que comienza uno a darse cuenta de que es realmente capaz de sentirse mal, de que uno puede estar triste realmente. Precisamente ayer estaba hablando de eso con un amigo... Juanpa, gracias por estar a mi lado en todo momento.

II

Busco algo en lo que inspirarme, algo sobre que escribir, algo que de vida a esta muerte hecha palabras.

Busco amor, busco esperanza, busco el sentimiento que no soy capaz de encontrar en ti.

El de cuando eras tú y no él.

ya no quiero saber más de tu vida, de tus pensamientos ni de tus emociones.

Busco cosas nuevas, cosas que me den el brillo de antes, cosas que no encuentro, cosas como tú.

Como tu calor, como tu pasión, como tu verdad.

pero ya no hay.

Es cuestión de caer y olvidar, de no levantarme más.

Es cuestión de dejar de respirar, de perder la fe, de no oir más tu voz, de no oirte cantar, de no verte reir.

Es cuestión de morir...

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Este lo hice una noche, a eso de las cuatro de la mañana, tenía tanta rabia, pero estaba tan triste... Y aunque tuve que hacerle varias modificaciones con los días, terminó saliendo algo de verdad bueno para ese entonces... Al otro día en el colegio, me quedé dormida en clase por primera vez en mi vida.

I

Desaparece de mi vista amor,

porque no quiero volver a sentir ese dolor.

Lárgate ya de mis recuerdos,

y ve y embárcate en algún barco en algún puerto.

Sabes bien que ya no perteneces a mi tiempo,

¿y la última cosa que dirás será "lo siento"?

Antes te pertenecía la llave de mi corazón,

pero ahora no más, ya no eres mi razón.

Estás en un cuarto de madera trabajada,

y justo en frente tuyo hay un cuadro de mi tiempo enamorada.

Las puertas y ventanas están selladas,

y escucharás dos voces aunque estén calladas.

Junto a ti hay una mesita con una daga,

y es para que me des mi respectiva paga.

Sonará un timbre inexistente,

y un rayo te mostrará quien está en frente.

Mis ropas desgarradas.

Mis ojos rojos de tanto llorar.

Mis manos sucias y arañadas.

Tus ojos llenos de terror me miran fijamente.

Sin embargo alzo la cara y niego dulcemente.

Mi mano se alza temblorosa al nivel de mi pecho,

y entre mi ser y la daga que sostengo hay muy poco trecho.

ves como mi vida está a punto de acabarse,

y no ves la manera de poder escaparte.

Sin embargo sabes para que era tu daga.

Suicídate, amor mio, y viviré con mi paga.

Y si yo muero... ¿Podrás vivir con esa culpa?