... Entonces giró su rostro para ver al Arlequín y entendió que aún cuando él fuera feliz, ella sería miserable.
Y luego, una vez más, lo giró hacia el Pierrot y supo, con toda certeza, que él sería miserable aún cuando ella fuera feliz.
Ximena Soto Osorio
Medellín, Antioquia, Colombia
Si todos nos empeñáramos en dejar de crecer y seguir viendo todo con los ojos de la niñez la vida se haría más hermosa y más real dentro de nuestra propia irrealidad.
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