Tengo que darme prisa
allá arriba se encuentra ella.
Seguro que anda sentada y quieta
como siempre cuando me espera.
Tengo que darme prisa
allá está ella tan fría y sola.
Tan triste como siempre que no me encuentra,
tan silente que ni siquiera el viento la advierte.
Tengo que darme prisa
anda tan triste y silente y sola.
Aunque en el fondo, lo reconozco,
disfruto ser causa de su zozobra.