Recuerdo haberte visto
bajo la luz tenue de un farol,
recuerdo haberte visto
aullándole a la Luna por amor.
Recuerdo haberte amado
desde el primer momento en que nuestros ojos se cruzaron,
recuerdo haberte amado
desde el instante mismo en que nuestras almas se encontraron.
Recuerdo que me viste
y que echaste a andar, sonriente,
recuerdo que me viste
y que, apesadumbrado, te despediste de la muerte.